Retrato Vacio ( Historias Entrelazadas)
Se miro en el espejo mientras se lustraba los zapatos, sonrió al ver su figura en el espejo. Se había puesto al traje de los domingos aunque fuese martes, el traje le sentaba como un guante y no le hacia parecer el humilde trabajador que era. Se meso el espeso cabello negro y cogió un pañuelo de la comoda que coloco con cuidado en el bolsillo de su chaqueta, se calo la gorra y se miro por ultima vez en el espejo, quería estar perfecto para ella.
Salio de la casa y bajo al patio de luces donde Domingo, compañero de trabajo y de casa cortejaba a dos vecinas, dos guapas hermanas que trabajaban en un taller de costura, se despidió de el guiñandole un ojo y enfilo la calle. Camino con paso apresurado, tenia que detenerse antes en casa del retratista, hacia un par de semanas que había ido junto a Victoria a hacerse aquel retrato, estaba deseando verlo. Por el camino tuvo una idea, se desvió hacia una zona de casas con jardines, allí se detuvo contemplando los magníficos rosales que poblaban una de estas casas. Miro a su alrededor y espero a que pasasen un par de hombres, saco su navaja y corto una de las rosas. Podía haberla comprado pero no le sobraba el dinero.
Por fin llego a casa del retratista, este lo hizo pasar, observo detenidamente el dibujo, aquel pintor era realmente bueno, Victoria estaba preciosa con aquella enorme sonrisa, aquel pelo castaño con cuyos bucles ella jugueteaba mientras pensaba, el vestido amarillo brillaba con la luz del sol, ambos tenían los brazos entrelazados, de fondo el artista había pintado unos enormes arboles. Paso el dedo por el marco del retrato y asintió satisfecho. Pago al artista y le pidió que envolviera su obra, una vez envuelto y anudado, prendió la rosa del nudo. Se despidió y volvió a la calle, oyó las campanas de la iglesia y supo que llegaba tarde, aun tenia que recorrer varias manzanas hasta llegar a los parques donde tenia que encontrarse con Victoria. Sin dudarlo echo a correr atrayendo las miradas de los viandantes, estuvo a punto de chocar con una pareja de casados, el marido lo insulto pero el corrió hasta entrar en el parque, allí se detuvo tratando de tomar aliento y camino hasta el banco donde ella siempre esperaba.
Allí estaba ella, estaban ellas seria mejor decir, a Victoria le acompañaba su carabina, una mujer mayor de buen carácter que quería a Victoria sobre todas las cosas. Eugenia así se llamaba lo miro y le hizo un gesto reprobador, el agacho la cabeza reconociendo su error al llegar tarde. Luego se centro en Victoria, tan guapa vestida de azul, le dio la mano y le ofreció el brazo que ella agarro para pasear juntos, Eugenia se quedo sentada dándoles algo de intimidad. Ella se sonrojo al ver la rosa y abrió el papel que envolvía el retrato con rapidez, sonrió al verlo y le dio un tímido beso, volvió a sonrojarse cuando el dijo que el artista había sabido reflejar su belleza.
Caminaron durante una hora entre los arboles, pararon a observar las patos del estanque, se contaron historias, ella cotilleos de la alta sociedad, el historias de la fabrica y sus obreros, se besaron varias veces. Pasa la hora volvieron al punto de salida, Eugenia los esperaba mientras bordaba, al verlos llegar les mostró una sonrisa y miro el reloj, ellos se abrazaron para despedirse. El se quedo mirando un rato el camino por donde desaparecieron, luego dio media vuelta y camino hasta su casa.
Dos días mas tarde, tras una dura jornada de trabajo en la fabrica, decidió ir a la tasca ya que no aquel día no podría ver a Victoria, alterno con otros compañeros de la metalúrgica y con los demás habituales del bar, tomo unas cuantas cervezas entre risas y variopintas historias. Cerca de las diez de la noche, salio de allí algo mareado a causa del alcohol, había refrescado aquella noche, así que se abrocho la chaqueta e inicio el camino a casa.
A mitad de camino se encontró con tres hombres, uno de ellos era bajito y fue el que hablo todo el rato, los otros dos se limitaron a pegarle siguiendo las directrices del bajito. El primer golpe ni siquiera lo vio venir y lo dejo atontado, apenas pudo defenderse, los puñetazos y patadas llegaban sin interrupción, el cayó al suelo donde los dos tipos grandes lo sujetaron, el bajito con voz chillona le advirtió.
- Si vuelves a ver a la hija del jefe, te matamos- dicho esto le sacudió un par de veces.
Lo dejaron tirado sobre los adoquines seminconsciente, cuando logro reunir fuerzas camino tambaleante a su casa. Lo encontraron aquella mañana tirado en el patio comunal, lleno de heridas, con la ropa desgajada. Las dos hermanas vecinas, se turnaron para cuidarlo. Paso una semana en cama, el doctor que lo visito le dijo que tenia varias costillas rotas y suerte de seguir vivo, cuando le preguntaron que le había pasado el mintió y dijo que le habían intentado robar. Durante aquella semana, pensó en Victoria, sonó con ella, con volver a verla y tocarla, oírla y besarla. El dolor de su corazón era mucho mayor al dolor que le producían las heridas.
Al décimo días tras el asalto, llamaron a la casa, Eugenia, la anciana que había sido institutriz de Victoria, se encontraba en el umbral de la puerta, lo saludo con un beso y le entrego un papel, se sentó mientras el leía aquel papel
Siento mucho lo que te ha pasado, mi padre me ha jurado que si nos volvemos a ver te matara,
sabes que es capaz de eso y mucho mas. Me tiene encerrada y solo puedo ver a Eugenia, te echo
de menos, sabes que te he querido mas que a nadie en el mundo. Lo mejor sera
otro y vivamos cada uno nuestras vidas. Hasta siempre
Victoria
El dolor y la rabia afloraron tras leer aquel trozo de papel, tiro al suelo todo lo que encontró, golpeo las paredes, tras unos minutos así cayó entre las rodillas de Eugenia pregutandole ¿Porque se rinde?, ella meso su pelo y espero a que se tranquilizase. Cuando se fue lo abrazo con fuerza y le deseo suerte antes de irse saco el lienzo del retrato que se hicieron. El se sentó en el sillón tratando de contener las lágrimas,mientras miraba el dibujo, oyó un ruido de papel al crujir cuando se levanto para recoger todo lo que había tirado. Paso la mano por el borde del sillón y saco un papel, lo leyó en silencio.
Saco una maleta del armario y metió una muda de ropa y sus pocos objetos de valor, salio de su casa sin hacer ruido, no quería despedirse de nadie. Fue a la tasca, dejo la maleta en la entrada y entro, no saludo, poso sus ojos presos de una ira ardiente en Domingo, lo cogió de la pechera y lo saco a la calle, allí lo golpeo mientras le preguntaba insistentemente ¿Porque, porque te chivaste? , ¿Que ganabas?, las respuestas solo le hicieron enfurecerse mas, deudas, juego, dinero, lo golpeo una y otra vez hasta destrozarse los nudillos. Por fin unos parroquianos del bar lograron separarlos, lanzo una ultima mirada de desprecio a Domingo.
Recogió su maleta y echo a andar, sin destino, sin mirar atrás.
2 comentarios:
Espero que tenga suerte y su vida cambie...
Precioso, como siempre.
Cuida a tu musa.
(Nota al escritor, sí su vida cambia espero que en algún momento se cruce con ella.
Quien sabe..creo que alguien le hara sonreir ;)
Un beso guapa
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