Adiós pequeña, adiós.


Mire la rosa en mi mano, aquel no era su lugar y eso la convertía en algo absurdo. La aparte a un lado y abrí el diario, moví las hojas adelante y atrás durante unos momentos y leí. Buenos momentos, sonrisa, cama, compañía, recuerdos de olores penetran en mi mente, paso los dedos por la hoja, suavemente recordando su piel. De pronto los aprieto arrugo la hoja, la arranco y la tiro, Vuelvo a mirar el diario, mas de lo mismo, felicidad, demasiada felicidad entre tanta soledad. Cojo el paquete de cigarros, me enciendo uno, aspiro el humo y lo expulso lentamente. Cojo la rosa y la pongo encima del diario, acerco el mechero y le prendo fuego, las llamas lo envuelven, el olor acre del papel ardiendo llena el cuarto.

- Adiós pequeña, adiós.- ojala pudiera prenderle fuego a mis recuerdos.



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