Dos para Una 1

Habíamos apurado la noche cerrando el pub de nuestro amigo Carlos, Oscar conducía ya que aquella noche no le tocaba beber, yo iba de copiloto y Ana iba sentada atrás asomando la cabeza ocasionalmente entre los cabeceros de los dos asientos delanteros. La acercábamos a su casa ya que se había mudado hace un par de años de nuestra ciudad a un pueblo a quince kilómetros de la misma. La radio estaba puesta y de fondo sonaba "Rock Fm" con alguno de esos éxitos de hace treinta años que tanto repiten. Comentabamos las "jugadas" de la noche cuando Ana anuncio con premura.

-¡Me meo!.
- Joder Ana, quedan diez minutos hasta tu casa.- le respondió Oscar.
- Es una meona.- Intervine yo.
- Venga para, y tu no digas nada que si llega a ser la rubia pararías sin decir ni mu.- añadió ella, dandome un golpe en el hombro.
- ¿Que rubia?- pregunte yo haciendome el inocente.
- La que no parabas de mirar en el bar- respondió ella.
- Estaba buena.- dije encongiendo los hombros.
- Muy buena - convino Oscar.
- Hombres, veis una rubia y se os cae la baba.- solo ella con una resoplido.
- En realidad me gustan mas las morenas, pero hay momentos en la vida de un hombre en que también empiezas a apreciar a las rubias.- explique.
- ¿Que momento es ese?- me pregunto ella.
- Dos horas después de tu ultimo polvo con una morena.- solté comenzando a reírme.
- ¡Que cabrón!- se carcajeo Oscar.
- Capullo- dijo Ana volviéndome a golpear el hombro.
- No pegues, que si te doy yo te quejas- le advertí.
-Nunca te atreves- se burlo ella.
- Eso es porque siempre me amenazas con denunciarme, además si te pego ahora te meas encima- le respondí girando la cabeza y sonriendo.
- ¡Oscar!, para ahí , en ese camino, venga que me meo- interrumpió Ana. Oscar negó con la cabeza pero le hizo caso. Cuando el coche se detuvo, Ana se quito el cinturón y se apeo del coche, mientras se escondía en unos arbustos yo le grite:
-¡Limpiate!- a lo que ella respondió enseñándome brevemente su dedo medio.

Mientras Ana aliviaba su imperiosa necesidad, Oscar rebusco en el bolsillo de sus vaqueros y saco el paquete de tabaco. Me tendió un cigarro y me lo encendió, proceso que repitió con el suyo. En un momento habíamos llenado el coche de humo así que abrí la ventanilla para que entrase algo de aire.

Ana no tardo en aparecer, tropezó con una piedra y Oscar y yo nos empezamos a reír. Ella se apoyo en mi ventanilla.
-¡Vaya zorrera habéis montado!, salir fuera , hace un temperatura estupenda- sugirió ella, y tenia razón, un fresca brisa corría aquella noche veraniega. Yo mire a Oscar que se encogió de hombros. Ambos salimos del coche y nos apoyamos en el capo del mismo, ella se puso entre medias y le comento algo a Oscar que yo no oí, me había ensimismado mirando al cielo donde las estrellas brillaban con fuerza.

-¡Tiene huevos!- grito Ana, sacandome de mis pensamientos.
-¿Que pasa?-
- Este , que ahora dice que tiene que mear.- me respondió ofendida.
- Es de vejiga pequeña como tu. - me reí yo.
- Que te den- se rió ella.
- Lo dicho, voy a ver si me la veo.- dijo Oscar alejándose justo en la otra dirección de donde había ido Ana. - No me quiero tropezar y caer en tu charco- se despidió tirando el cigarro.

En ese momento Ana se puso delante mía, no puedo evitar mirar su escote. Ella se dio cuenta.
- Pensé que te gustaban rubias- me susurro acercándose a mi oreja. Yo automaticamente me empalme, siempre me había gusta Ana, de hecho sabia que a Oscar también le gustaba, ella había tenido parejas igual que nosotros dos pero habíamos sido amigos desde siempre y a mi siempre me atrajo, pase temporadas buenas con otras chicas pero siempre me acordaba de ella y cuando no tenia novia siempre podía quedar por ella para charlar, así es muy difícil olvidarse de alguien, además ella había dejado a su ultimo novio tras unos cuatro años lo cual volvió a darme esperanzas y deseos que ahora salían a la luz en la notable erección que se marcaba en mi pantalón, ella puso mi mano en la entrepierna, me dio un fugaz beso en el que apenas pude apreciar su sabor y se agacho ante mi, bajando mi cremallera. Acababa de meterla en su boca cuando  Oscar apareció, yo gemí de placer y le mire.

- Joder- dije con voz ronca.
- ¿No te gusta?- dijo ella sacando mi pene de su boca.
- Claro que si pero ¿y Oscar?- señale yo, haciendo un ademán hacia donde Oscar estaba parado mirando la escena. Ella se giro y le indico con la mano que se acercara. Oscar dudo unos instantes y se acerco despacio. La escena era un poco rara yo allí con la polla tiesa, ella agachada y Oscar sin saber que hacer, Ana lo ayudo con esto ultimo, tiro de su pernera hacia ella y saco también su polla, y se la metió en la boca mientras que con su mano acariciaba la mía y me masturbaba. Estuvo cambiando de polla durante un buen rato, cambiando de polla y masturbando la otra mientras. Oscar y yo gemíamos sin decir  nada , ni mirarnos.

Mis sensaciones eran totalmente contradictorias, por un lado el inmenso placer de tener mi polla en su boca y por otra el dolor de compartirla. Intente sacarme eso de la cabeza y disfrutar. Ana se levanto y se quito la ropa delante nuestra mientras la mirábamos acariciando nuestras pollas.

- Un pecho para cada uno- dijo, Oscar y yo nos miramos y cogimos cada uno, una de sus tetas, acariciándolas, sobandolas, metiéndolas en nuestras bocas y mordiéndolas, lamiéndolas. Ella gemía apretando nuestras cabezas contra ella, araño mi espalda y tiro de mi pelo con fuerza para que la besase.

- Follarme- pidió con voz ronca. Yo la coloque contra el capo del coche y la tumbe, abrí sus piernas, y metí mi polla dentro de su coño. Ella lanzo un pequeño grito al notar mi polla dura entrando en su humedad cavidad. Ella subió sus piernas a mis hombros y comencé a follarmela con fuerza. Llevaba un minuto así cuando ella puso la mano en mi vientre y me aparto, se movió para colocarse en un lateral del coche con la cabeza mirando para fuera.

- Ven Oscar, follame la boca.- Oscar se puse frente a ella y metió su polla en su boca y empezó a moverla, yo volví a metérsela y me eche mas encima suya para penetrarla mas hondo y mas fuerte. Note como se corría, sus gemidos ahogados por la polla de Oscar que sujetaba ahora su cabeza contra el coche, tuve que controlarme para no correrme. Al poco cambie de posición con Oscar, metí mi polla en su boca y comencé a moverme con fuerza, sus mejillas estaban cubiertas de saliva, sacaba mi pene y volvía a meterlo viendo como brillaba cubierto con su saliva. Note esta vez por sus gemidos que se volvió a correr, cuando termino, me aparto y se bajo del coche.

- Venid - nos dijo, luego se puso en cuclillas y comenzó a masturbarnos.
- Correos sobre mi pecho, quiero vuestra leche sobre mi- dijo mientras, nos daba lametones en la punta de nuestros cipotes y nos seguía masturbando - ambos gemimos de placer al oír esas palabras y no tardamos en venirnos sobre ella cubriendo sus senos de nuestro esperma que brillaba bajo la luz de la luna.

Ambos quedamos jadeando, ella se levanto y nos beso a cada uno en la boca.

- Os quiero chicos.- dijo alejándose. La vimos recoger su ropa y sacar unos pañuelos del bolso para limpiarse. Oscar y yo nos miramos sin decir nada y caminamos hacia el coche donde encendimos un cigarro.

- Desde luego que todos los tíos sois iguales, acabáis, fumar y dormir, aiss señor- dijo Ana rompiendo el silencio. Yo sonreí y Oscar arranco el coche.- Eso llevarme a casa- continuo ella.
- Pues viendo como la chupas, te llevaría a la mía- conteste yo-
- Por encima de mi cadáver- dijo Oscar. Los tres nos reímos.

Quince minutos después estábamos ante su puerta. Bajamos a despedirnos de ella. Cuando me acerque a darle dos besos me detuvo con la mano.

- Chicos, se que lo que ha pasado es raro, pero se que os gusto a los dos y los dos me gustáis a mi, se que es egoísta por mi parte pero os quiero a ambos y os deseo a ambos por igual, a lo mejor no me creéis o lo dicho pensáis que soy un puta egoísta, no,  no digáis nada, puede ser difícil de entender. Nos conocemos hace años y hace muchos también que tenia la fantasía de hacerlo con los dos, de sentiros, de poseeros y de que vosotros me poseyerais a mi, pero no es solo sexo, yo, repito y perdonar si soy cansina, os quiero y me gustaría que, durmierais conmigo esta noche. - nos dijo ella, con una voz algo temblorosa.

Oscar y yo hicimos el mismo gesto con la mano, animandola a entrar primero, luego nos miramos y sonreímos. Aquella noche dormimos los tres juntos con ella en medio. Yo tarde en dormirme, había sido raro y yo nunca me había planteado un trio con otro tío y menos con Oscar pero había pasado y tenia que reconocer que me lo había pasado bien, pero dudaba si lograría controlar los posibles celos.

- No pienses, disfruta- me susurro leyendome el pensamiento, me giro hacia ella, bese su hombro y me quede dormido.










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