Ultimo Acto

Observaba los arboles a través del cristal del vagón donde viajaba, un instante, un árbol, otro instante otro árbol distinto, así es la vida un conjunto de instantes, lo que vemos no volveremos a verlo del mismo modo, siempre cambia algo, el lugar, el estado de animo, cualquier cosa pero siempre cambia algo. ¿No me creéis?, tengo cientos de sus sonrisas almacenadas, cada una con un rasgo diferentes. Una sonrisa que nunca volveré a ver y que se entrelaza con cada árbol, reflejada en el cristal y así un minuto y otro, usando su sonrisa para calmar mi ansiedad, gracias a ello logro regularla, aunque sude y mis manos tengan un tacto húmedo.
Me he levantado un par de veces a fumar al baño, la segunda vez me encontré al revisor nada mas salir, me miro y me pareció ver en sus ojos ganas de decirme algo, pero tras mirar agacho la cabeza, seguramente no le ha gustado la mirada que mis ojos devolvieron a los suyos. Eso me agrada, así seguramente nadie me tocara las pelotas durante el viaje y espero que luego tampoco.

Tras casi cinco horas llego a mi destino, me bajo cargando una pequeña mochila, con un par de mudas de ropa interior y otra del resto, un ordenador y el neceser. Tras salir de la estación enciendo un cigarro mientras la mayoría de la gente se abraza a otras personas, o corre para coger un taxi. Envidio a los primeros, uno no sabe hasta que lo pierde lo que vale un abrazo, aunque sinceramente si alguien intentase abrazarme ahora, lo apartaría de mi. Tire la colilla al suelo ignorando las papeleras y cogí un taxi, le di la dirección al taxista que intento un par de veces mantener conversación conmigo sin ninguna fortuna. Quince minutos después estaba en el hotel, pague, me baje y me registre pagando por adelantado una semana, la recepcionista fue muy amable, tolo lo contrario que yo, conteste secamente a sus preguntas y no le di ni las buenas noches. Cuando llegue a la habitación me desvestí, saque los licores de la nevera y empecé a beber mientras zapeaba en la tele. A la hora estaba lo suficientemente borracho para dormir, me quede dormido mientras acariciaba mi anillo, su anillo.

Me desperté temprano la mañana siguiente,  desayune ibuprofeno mientras me duchaba para despejarme. Luego salí del hotel, esta vez respondí a la recepcionista, una distinta y mas fea que la del día anterior, con un leve movimiento de cabeza. Pare en un bar a tomar un par de coca colas y luego alquile un coche. Cuando me subí en el, mire la dirección que anote hace años, la metí en el GPS y llegue allí en unos tres cuartos de hora. Aparque a unos cincuenta metros de la casa y me dedique a observar, no había mucho transito de coches lo cual estaba bien. De la casa solo salieron una mujer rubia y un niño de ocho o nueve años. Ni Rastro de el durante todo el día, quizás tuviese que cambiar de táctica.

Repetí la rutina de la noche anterior, vaciar nevera, dormir entre pesadillas, ducha, coca colas y viaje hasta la casa. Me fume un par de cigarros y seguí esperando, igual que el día anterior la mujer regreso a su casa a eso del mediodía cargando un par de bolsas de la compra, la vi entrar. Quince minutos después llame a su puerta. Cambie mi rostro por completo y me invente una historia para poder sacarle información, ella callo en la trampa, no trabajaba allí, solo estaba los fines de semanas. Le dije que le diese un recado. "Un viejo amigo quiere verte", llámame. Me despide de ella con dos besos percatándome del exceso de maquillaje en su ojo izquierdo. "Hijo puta" pensé.

El me llamo por la tarde mientras estaba en un local del centro bebiendo gin tonic y charlando con una rumana que había decidido que mis lacónicas contestaciones y mis ocasionales asentimientos eran motivo suficiente para entablar conversación conmigo. A decir verdad no había mucho clientela e imagino que ella se aburría, al menos era atenta y la bebida estaba buena. Cuando el teléfono sonó, mi corazón se sobresalto, tome un trago largo y salí a la calle, encendí un cigarro y descolgué.

- ¿Quien eres? -oí su voz por primera vez.
- Un viejo amigo de tu esposa y de tu hijo- le respondí.
- ¿Que quieres decir? , payaso - respondió agresivamente.
- Relaja, amigo, es una broma, me gustaría darte una sorpresa.- conteste.
- Déjate de juegos, quien coño eres. -
- Alguien a quien le debes dinero. - me tire el farol.
- Yo no le debo nada a nadie- dijo , demasiado deprisa.
- Mira tío, se donde vives, yo necesito cobrar, sino le debes dinero a nadie, todo arreglado, si lo debes, lo pagaras o ya sabes, tu mujer y esposa.- me respondió.
.- Cabronazo-
- Mucho, pero quiero que hagas lo siguiente.- le di la dirección del hotel y una hora para que fuese. - Y te repito nada de tonterías, ven solo, yo estaré solo, pero habrá gente vigilando que haces, si intentas irte me llamaran, podemos arreglar esto de muchas formas somos gente seria y decente, pero sin tonterías. Colgué, las manos me temblaban, tenia un día para prepararlo todo me relaje con otro cubata. No le había dado la habitación correcta del hotel sino una que tenia enfrente. Por si le daba por intentar localizarme, si venia a comprobar quien era, lo sabría por el escándalo.

Cene algo en el mismo bar mientras la rumana me contaba su historia, en un momento dado me dijo que había sido prostituta y me guiño un ojo. La mire muy seriamente. No es que fuera muy guapa y no se que estaba insinuando aun así espere a que el local se fuera vaciando.

- Si quieres dormir conmigo esta noche, te espero, si me quieres cobrar te pago, pero discúlpame si no he entendido si tu oferta era gratis o no, estoy fuera fumando- piénsalo y me respondes. Cuando volví a entrar ella me miro y me asintió, yo sonreí levemente, me vendría bien tener compañía esa noche.

Cunado termino se despidió de su jefe que había ido a recoger los beneficios del día y se monto conmigo en el coche, seguí dejando que hablara esquivando las preguntas que no me apetecía responder. Pare en un chino a comprar algo de hielo y le compre unos pastelitos que vi que miraba con mucho interés.

En el hotel charlamos mientras bebíamos otra copa y ella se comía los pasteles. En un momento dado ella fue al baño, cuando regreso solo llevaba la ropa interior, se acerco hasta mi asiento y trato de colocarse encima. La aparte negando con la cabeza, ella me miro contrariada.

- No te voy a cobrar- susurro.
- No es eso- le respondí apartándola. Su rostro reflejada tristeza.
- ¿No te gusto?- me pregunto, y no, no era eso, como dije no era muy guapa, normal, aunque cuando sonreía el brillo de sus ojos era intenso y su cuerpo era muy apetecible.
- No es eso, ven. - La tome de la mano y la tumbe en la cama, apague la luz, la abrace metiendo mi cabeza entre su pelo.
 - Duerme le dije- mientras mi cuerpo se estremecía con unos sollozos.
- Ella me cogió la mano.- joder cuanto necesitaba ese gesto.


Nos despertamos y desayunamos sin hablar de la noche anterior, se que ella habría querido preguntar pero opto por sonreír y hablar de cosas sin importancia. Luego me pidió que la acercase al trabajo, lo hice y aproveche para comer allí. Tras tomar una copa pague y le deje un sobre.

- No lo abras hasta que me vaya, gracias por todo, eres una buena chica, de mi ya sabrás tarde o temprano.- dije en voz baja, mirándola a los ojos, luego salí a la calle, tenia otra cita.

Había citado al tipo a las siete, no volví a mi cuarto sino que espere en un bar cercano a que apareciera. Cinco minutos antes de la hora lo vi aparecer por la esquina, cuando me sobrepaso comencé a seguirle dejando un refresco a medias que ya había pagado. El subió al ascensor y yo di unos cuantos pasos rápidos para meterme con el. Antes de que se diera cuenta tenia un cuchillo apretando su costado.

- Ya sabes donde vamos- le dije. El lo entendió y pulso el numero 5. El ascensor inició el ascenso, - Ponte esto y aprétalo con la boca- le ordene dándole una brida de plástico. - Y baja las manos para que no te vea nadie- termine.

No hizo falta, ya que no nos encontramos a nadie. Abrí la puerta rápido y lo empuje a dentro.

- De rodillas- le dije. Luego me gire y eche el pestillo. El intento empezar a hablar pero le di un puñetazo, el callo sobre el suelo, con la sangre brotándole por la boca y la nariz.
- Levántate y estate callado- dije resoplando. El lo hizo yo lo contemple. - Eres basura- dije, buscando el tabaco en mi pantalón, prendí un cigarro y le di un par de caladas luego se lo acerque, el comenzó a temblar.

- Como suponía, eres un mierda, ni te lo he puesto y ya tiemblas, un puto mierda- le insulte , luego le pegue otro puñetazo y metí un pañuelo en su boca. el gimió y yo le pise la cara.

- ¡Calla!- le espete al oído agachándome sobre el. Luego me senté en la cama con mi pie en su cuello. Había pensado en que le diría durante años y ahora no se me ocurría nada, en realidad solo quería terminar y largarme de allí. Fume dos o tres cigarros no lo recuerdo, mirando a la pared, al vacío, el mismo vació que sentía al tener mi venganza tan cerca. Por fin me decidí. Lo levante e hice que me mirara.

- ¿Ves esto? - le pregunte mientras me sacaba el anillo, le hice mirar las cuatro letras que había grabadas debajo, el las miro y sus ojos se abrieron en una mueca de sorpresa. - Veo que lo entiendes- proseguí acercando el cuchillo a su cuello, sus ojos se desorbitaron de terror.

- Tu tienes que pagar el precio por lo el daño que has causado y yo tengo que pagar el precio de amar a quien tu dañaste. - fue lo ultimo que le dije, luego raje su cuello, solté el cuchillo. Recogí algo de tabaco y el resto de la bebida que quedaba en la nevera.

Fui en coche hasta la playa, allí busque un sitio tranquilo, me senté cerca de la orilla y fume y bebí hasta que la policía vino a detenerme. Ahora estoy preso y solo puedo imaginarme su sonrisa en el pequeño espejo de la celda. La chica rumana de vez en cuando me visita, se caso y tiene una niña pequeña, no tengo muy claro porque lo hace, yo apenas le cuento nada, aunque ella me cuenta toda su vida y tengo miedo a preguntarle porque viene, no quiero que me diga que viene por pena y sobre todo me aterra que diga que viene por cariño o amor.








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