El Precio de un Libro. Primera parte Denuncia


El Precio de un Libro. Primera parte Denuncia

INTRODUCCIÓN

Este no es un relato normal por el hecho de que por primera vez y puede que sea una osadía por mi parte voy a utilizar personajes reales en el mismo. Si bien ya había usado para otros de mis relatos lugares o acontecimientos históricos reales jamas se me había ocurrido tratar de contar una historia a partir de unos datos históricos, una serie de hechos reales y algunos personajes reales. Voy a tratar de unir dos de mis aficiones, esto es, daros la vara escribiendo chorradas de mas o menos interés y mi pasión por la historia especialmente la de la primera mitad del siglo XX. Esta historia me atrajo porque no encontré muchas referencias en español y porque de un modo  u otro un personaje que no aparece pero que esta muy presenta en la misma fue con su obra culpable de la segunda afición mencionada.

No todos los personajes que salen son reales, solo algunos ya que es imposible averiguar quien realizo en verdad algunos de los hechos que relatare a continuación.

Así mismo utilizare algunas siglas y palabras en alemán con el fin de dotar el relato de un  tono mas histórico o añejo. Las traducciones de estas palabras estarán al final del texto.

Por ultimo pedir disculpas por los mas que posibles errores de carácter histórico que cometeré a la hora de escribir mi relato.

Jinete Nocturno.


EL PRECIO DE UN LIBRO. PRIMERA PARTE "DENUNCIA"

El otoño de 1943 había caído sobre Berlin con todo lo que aquello suponía, los días eran mas cortos, mas fríos  las hojas iban cayendo poco a poco dejando los arboles semidesnudos. Los berlineses hacían acopio de madera, carbón y cualquier cosa que pudiesen quemar en previsión de otro duro invierno en aquel quinto año de guerra. Mientras tanto y siempre que los bombardeos se lo permitían acudían a sus puestos de trabajo, a seguir alimentando la maquina de la guerra.

Una de aquellas mañanas otoñales, una delgada y menuda mujer estaba detenida observando temerosamente el edifico que tenia delante. El edificio de la Gestapo, la policía secreta del estado nazi, era conocida en Berlin como "la casa de los horrores" debido a las torturas y vejaciones que sufrían las personas que tenían la mala suerte de dar con sus huesos entre aquellas cuatro paredes.

Al final la mujer reunió el valor suficiente para dirigirse hacia la entrada, cruzo la calle y subió los peldaños de la escalinata que daba acceso a la puerta principal donde dos hombres hacían guardia. Entro y lanzo una mirada al frió edificio, vio algunas personas sentadas en unos bancos de madera, algunos cuadros y muchas esvásticas nazis. Ando hasta el mostrador de recepción donde un hombre de unos cuarenta años, medio calvo, la miraba fríamente a través de unas gafas.

-¿Que desea?- la interpelo aquel hombre. Ella dudo un instante, aferraba con fuera su bolso, por fin acertó a hablar.

- Queria poner una denuncia, mi señora es una derrotista, habla mal del Führer  señor.- contesto ella, el hombre asintió y tomo una hoja de una pila que tenia a su derecha, cogió una pluma y escribió alguna cosas que la mujer no pudo ver.

- ¿Su nombre?- pregunto el hombre.
-Anita Schulz- contesto la mujer, el hombre anoto algo mas en la hoja y se la puso delante.
- Firme abajo, señora.- ordeno tendiéndole la pluma. Ella firmo con mano temblorosa.
- Siéntese en uno de los bancos, por favor, la llamaran dentro de poco.- comunico el , recogiendo la hoja y poniéndole un sello donde podía verse el águila nazi. Ella busco asiento en uno de los bancos, donde había sentados varios hombres mas y una mujer, todos permanecían callados, de vez en cuando un hombre salia y nombraba a alguien haciéndola pasar a un despacho. Paso mas de una hora hasta que oyó su nombre, se levanto rápidamente y sonrió al hombre que había pronunciado su nombre. Este no le devolvió la sonrisa, tan solo le indico la tercera puerta de las cuatro que había tras franquear la primera. El hombre la siguió y le abrió la puerta, ella cruzo el umbral y se encontró ante un despacho pulcro y ordenador, una gran mesa ocupaba casi toda la estancia, detrás de ella un hombre maduro y aun guapo la miraba fijamente. Sobre su cabeza pudo observar un retrato de Hitler.

- Siéntese señora Schulz, por favor. dijo el hombre con un ademán. Ella se dirigió a la silla y se sentó colocando el bolso entre sus piernas. Detrás suya pudo oír como se cerro la puerta, el hombre que le había abierto permaneció dentro comprobó ella con un rápido vistazo.

- No se preocupe por el, es mi guardaespaldas, ¿le importa que fume?, no verdad.- pregunto el hombre, cuya voz resultaba fría. Saco un cigarro de una pitillera con el emblema nazi y lo prendió.
- Hablame de su señora, según tengo entendido dice usted que es una traidora- prosiguió.- Ella asintió y comenzó a hablar.
- Así es señor, lleva algún tiempo haciendo comentarios derrotistas. Dice cosas como que el Führer llevara a Alemania a la ruina. Que es un loco que esta haciendo que mueran miles de muchachos y muchas mas cosas horribles. También se que sintoniza la radio de Londres señor. - el hombre tomaba notas mientras la mujer continuo relatando las traiciones de su señora para con la patria y el Führer. Aquello le tomo sus buenos quince minutos, por fin el la detuvo.

- Creo que ya tenemos suficiente, ¿su señora se llama?- sonrió y lanzo la pregunta.
- Elfriede Scholz, señor- repuso ella.
- Muchas gracias señora Schulz, cuando se celebre el juicio la llamaremos para que testifique- la despidió el hombre, tomando nota del nombre recibido. Ella dudo un instante y el hombre volvió y clavar sus ojos azules en ella.
-¿Desea algo mas?- pregunto.
- Si, vera, mi señora es hermana de aquel escritor traidor, Erich Remark.- el interrogador abrió los ojos .
-¿Erich Maria Remark?- pregunto, ella asintió.
- Esto lo cambia todo señora Schulz- dijo el sonriendo. Se dirigió al hombre que permanecía firme ante la puerta. - Steiner acompañe a la señorita a la sala de espera privada, que este cómoda , llevale algo de comer y de beber si así lo desea. - ordeno.

El fornido hombre le pidió que se levantase y la acompaño a la salida, ella nerviosa no parecía entender del todo aquello. En del despacho, el hombre sonrió mientras cogía el teléfono, marco el numero del despacho de su superior. La voz de su secretaria surgió del otro lado del teléfono. El la urgió a pesarla con su jefe. Tras comunicarle la seriedad del caso, esta accedió. Tras unos segundos la voz del conocido como "Gestapo Muller" retumbo en el auricular. Heinrich Muller Mando supremo de la gestapo que solo respondía de sus actos ante Himmler era temido incluso entre los altos cargos del partido nazi.

- Aquí el teniente general de la policía. Muller, ¿quien es y que desea?- pregunto cortante.
- Le habla el inspector criminal Rudolf Strauss, mi general. Le comunico que hemos recibido una denuncia por derrotismo y traición contra Elfriede Scholz, Remark de soltera, hermana del escritor de "Sin novedad en el frente".- contesto el hombre.
- Aquel cerdo se nos escapo, ¿ha tomado ya las medidas para la detención?- pregunto el general.
- Aun no señor, he preferido comunicarme con usted antes para pedirle permiso para realizar la detención, ante la gravedad del caso, mi general.
- Tome las disposiciones oportunas, detenga también al marido, no dejaremos un cabo suelto. Pregunte si tiene hijos, si los tiene lleveselos también y que pasen a la tutoria del partido. No falle Strauss, pienso comunicárselo a Himmler ahora mismo y no quiero que esto fracase, ¿me ha entendido?.
- Si, mi general, la operación se realizara a la perfección. . contesto convencido Strauss.
- Eso espero- el general colgó con brusquedad y Strauss recogió su pistola del cajón y la gabardina del perchero. Salio del despacho y busco a su guardaespaldas le ordeno que tuviese dos coches y cuatro  hombres listos en diez minutos.









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1 comentarios:

Karmaya dijo...

Que me he quedado a medias...!!! Para cuando la segunda???