Senderos.

Una ultima mirada a la cama vacía, un grito silenciado, con sabor a rabia en el paladar. Inicia el camino a ningún lado, caminar entre fango y rostros cansados, de miradas opacas bajo alargadas sombras. Donde el tiempo impone su ley en solitarias noches ante una pequeña luz. Una huida sin prisa, un resbalón estudiado. Entre posadas y noches al raso, ignorando el cielo estrellado. Mezcolanza de voces y de olores, de sabores, de gestos. Mil y una huellas dejadas en senderos preguntándose el destino.

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