Atrapado


Llaman a mi puerta, los golpes, secos resuenan en mis oídos, se que es el por el modo de golpear la madera, el sonido aunque siempre estoy esperándolo logra sobresaltarme, como cada vez dudo si abrir o no, lentamente camino hacia la entrada, descorro el cerrojo y le dejo pasar. El entra con rudeza como cada vez aparta la puerta de un manotazo y a mi con ella, no me mira, se dedica revisar la estancia yo cierro la puerta y espero a que acabe. Al fin se detiene y me mira, se acerca a mi despacio, saborea ese instante, me coge los brazos con fuerza y con la mirada me indica que camine, nos dirigimos al sótano, húmedo y frió, es su territorio, allí se crece y da lo mejor de si mismo. Entramos en el sótano, me coge con fuerza y me arrastra hacia una columna de madera, me apoya contra ella, recoge una soga del suelo, la pone alrededor de mi cuello y la ata con fuerza, cuando acaba se aleja y me mira , ladea la cabeza sus ojos parecen lanzarme la eterna pregunta, ¿Te resistirás hoy?, se acerca de nuevo a mi, le lanzo una patada, es estéril, la esquiva, su risa resuena en el semivacio sótano, una risa de superioridad, cruel y malvada, me coge las manos, las situá detrás de la columna y las ata, por ultimo ata mis pies. Ya puedo notar su excitación, huelo su sudor mientras termina de atarme. Se vuelve a alejar y me contempla, emana odio, escupe al suelo, vuelve a acercarse de dos zancadas, comienza a golpearme , bofetones, puñetazos y patadas se suceden, su sudor y mi sudor se mezclan, gotas de sangre recorren mi cuerpo buscando el suelo, a cada golpe respondo con un grito, cada grito parece enfurecerlo mas, sus golpes se hacen insoportables, la cabeza me da vueltas, siento la necesidad de vomitar, lloro, las lagrimas me escuecen en las heridas del rostro, la humillación y el dolor parecen no tener limite, de pronto se detiene, busca en su chaqueta, saca un cigarro y lo enciende, el olor del cigarro impregna la habitación, comienza a andar de un lado para otro, no parece que nada de lo que haya pasado le preocupe, camina ensimismado en sus pensamientos durante varios minutos, de pronto se detiene saca una navaja, repara en mi, su mirada esta vez no expresa odio , es comprensiva, me desata con la navaja, caigo de rodilla en un charco de sangre, sudor y lagrimas, el acaricia mi cabeza, tira el cigarro y lo aplasta con su bota, no me mira mas, camina hacia la puerta y sube despacio las escaleras.


Oigo abrirse la puerta, " Volveré" , dice una voz, es mi propia voz...................... el portazo restalla en la casa.

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1 comentarios:

Irene dijo...

Es su propia voz.... espeluznante.