Traición Segundo Acto

O todo o nada, no había sitio para alguna solución intermedia que satisficiese a ambas partes. Demasiados años de luchas, odios y muerte. Ninguna de las dos partes confiaría en que la otra cumpliese el acuerdo, ¿Porque habrían de hacerlo?, los antecedentes, la historia decía que no respetarían nada de lo pactado con un nuevo falso apretón de manos. Los rusos estaban decididos a aplastar al resto de una vez  y yo que no era ruso sino tan solo un americano de origen irlandés iría con ellos. El resto eran irlandeses como yo, italianos, judíos  polacos, todos ellos en horas bajas, todos ellos añorando un poder que se habían ido minando entre ellos y que no les había servido de nada para evitar que los rusos con su brutal forma de hacer negocios se estableciese en aquella ciudad de neones. Habían desembarcado con el objetivo de lucrarse a costa de la prostitución, en Rusia no había falta de mujeres que engañar para embarcarse al sueño americano. Se abrieron camino dejando un rastro de sangre, dinero y sueños destrozados. A decir verdad en nuestro mundo, nuestro negocio, importaban bien poco los sueños de los demás, solo importaba el poder que pudiésemos amasar en nuestras ávidas manos. El resto, aquella mezcolanza de nacionalidades había terminado por aceptar el control ruso del mercado del sexo, a regañadientes eso si. Pero los rusos quisieron mas y podían querer mas, compraron participaciones en casinos, se introdujeron en el negocio de la droga y en el de las armas y ampliaron sus contactos políticos. Realmente solo podíamos hacerles frente en el tema del juego, en el de las armas estaban mejor surtidos y sus proveedores eran infinitamente mas baratos, en el de la droga las cosas estaban al cincuenta por ciento ellos traían droga asiática y nosotros sudamericana. Pero perdimos el control de las calles y ellos comenzaron a ganar cuota de mercado. Todo esto por supuesto regado con un sin fin de cadáveres tirados en aceras. Al final el resto había tenido que unirse en un frente común contra ellos, pero era una unión desesperada, habíamos estado luchando durante años, no podamos ser socios de la noche a la mañana. Fue por aquellas fechas cuando decidimos saltar al barco ruso, una traición que en nuestro mundo significaba vivir el resto de tus días con una soga al cuello. Puede que acabasen derrotados pero harían todo lo posible por hacernos pagar por aquel acto.

Volvamos al presente, como decía, la época de negociar había pasado, ahora hablarían las pistolas y las balas. Allí era donde de verdad yo me sentía cómodo, donde destacaba y como conocedor del enemigo, los rusos estimaban en mucho mi opinión. También sabia que tras finalizar aquella.. llamemosle guerra, no les serviría de mucho a los rusos, así que tenia que hacerme valer. Tras evaluar la situación decidi ofrecerme para acabar con uno de los puntales del resto. El poder político que aun les quedaba a ellos se sustentaba en las relaciones de los italianos. Enrico Pelizzotti padre mandaba y Enrico Pelizotti hijo ejecutaba y ahora yo ejecutaría a Pelizotti hijo y su padre no tendría a quien mandar. Me costo convencer a Andrei , el ruso que me había acogido en aquella familia por llamarlo de alguna forma, pero lo logre. Si quería sobrevivir tras la guerra tenia que demostrar que podía tener un valor futuro y ninguna forma mejor de hacerlo que descabezando al enemigo, penetrando en una zona donde todos querían matarme y era de sobra conocido.
Yo también me lo jugaba a todo o nada, aunque si me paro a reflexionar, esa es una constante en mi vida.




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