El Anciano.....

Caminaba despacio encorvado por el peso de los años, si hubiese habido menos ruido probablemente se oyese el ruido de su arrastrar de pies. Saco un pañuelo del bolsillo de su largo abrigo verde y se sonó la nariz, como cada noviembre durante los últimos años se había constipado con la llegada del frio y la caída de las hojas de los árboles, siempre que veía las primeras hojas caer cogía un pañuelo antes de salir. Se miró las manos antes de guardar de nuevo la prenda, se tocó el corte que se había hecho el día anterior en el pulgar y prosiguió su camino. En un punto dejo el acerado y echó a andar por un camino de tierra, unos cientos de metros más adelante llego a "su mesa", así la llamaba él y cuando alguien la ocupaba no dudaba en sentarse en la misma con el fin de incomodarla. Aquella mesa tenía la particularidad de que en un lado daba sol y en otro daba la sombra de uno de los enormes árboles que poblaban el parque, según hiciese calor o frio, necesitase más o menos luz así se movía el en torno a su mesa. Como cada día limpio cuidadosamente el banco antes de sentarse, se descolgó el zurrón de cuero que llevaba, vestigio de otros tiempos y otras ocupaciones, saco un trozo de madera y una navaja y comenzó a tallar. Eran las nueve y media de la mañana cuando raspo por primera vez la mañana, paso gente de todo tipo a su lado, jóvenes haciendo footing, adolescentes con sus mochilas escapados de algún instituto cercano, personas de mediana edad paseando perros de diversas razas, algunos ancianos que solían observarlo con detenimiento, conforme llegaba el mediodía llegaba gente a otras mesas o a otros bancos del parque a leer o jugar al ajedrez a pesar del frio. En épocas más cálidas parejas de enamorados se tumbaban en el césped y algunas madres paseaban a sus hijos, aunque él nunca hacia caso a nadie.
Cerca de las dos de la tarde, a juzgar por el aumento del tráfico de la gente que salía de trabajar, el hombre soplo por última vez la talla de madera con el fin de quitarle algunos restos de madera que habían quedado, la contemplo satisfecho cogiéndola con ambas manos y mirándola fijamente le susurro con voz ronca.

- Hola Ana

Se acercó la pieza de madera que ahora era el rostro de una joven mujer a los labios y la beso, la contemplo unos segundos más, luego guardo sus utensilios en el zurrón con premura se ajustó el viejo sombrero raído que estaba empeñado en no tirar y que llevaba siempre que salía de casa.
Se detuvo a la salida del parque y contemplo la talla una vez más, sonrió levemente, luego deposito la figura con cuidado en una papelera mientras susurraba

- Lo Siento




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2 comentarios:

Ana dijo...

aissssssss... escritor... aqui la charlatana.. me encanta como escribes :P me gusta más cuando escribes de tí o escribes historias que cuando escribes de música... por eso, te firmo aki aunque te leo todo... que conste..

JineteNocturno dijo...

Bueno en los marcado por la musica hablo un poco de mi y tal no mucho, y en las historias siempre va algo mio... pero nunca dire el que. :D