Follar...

Follar, follármela, era en lo único que podía pensar mientras el tren devoraba kilómetros en busca de su meta. Mi mente bailaba lujoriosamente entre el recuerdo de polvos pasados y el deseo de consumar nuevos actos. Podría decirse que me pase todo el trayecto empalmado, gracias a dios el tren iba lleno a la mitad y habia podido elegir donde sentarme. Sentado solo en el lado de la ventanilla, con los ojos cerrados y colocado de tal forma que pudiese disimular la ereccion pude entregarme a fantasear sin tener que preocupar de que el pasajero de al lado se sintiese cohibido o quizas atraido por el tamaño de mi pene. Y me entregue, me entregue a soñar con el sabor de su boca, con el tacto de sus carnosos labios, con la punta se su lengua entrando en mi boca. Soñe con agarrar sus senos, con meterme en la boca aquellos pezones rosados, con el sonido de sus gemidos cuando se los mordia, con el placer que sentia al notarlos duros en mi boca. Soñe con desnudarla avidamente, dejar al descubierto sus curvas, recorrer su cuerpo caliente con mis manos, sus muslos, con agarrar su culo, con fuerza. Soñe con lamer cada centímetro de su piel, lamer su cuello mientras ella arqueaba la espalda, besar sus piernas, su trasero, lamer la cara interior de sus muslos, aproximarme lentamente a su coño, perderme en aquel sabor agridulce, dejar resbalar mi lengua en su interior.

¡Puto Revisor!
Follar, follármela, era en lo único que podia pensar mientras el tren devoraba kilómetros en busca de su meta. 


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1 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bueno