Pianista desafinado.

Me repito, reincido, tropiezo una y mil veces en la misma piedra, sin ni siquiera intentar quitarla del camino.

Vuelven las mismas teclas a conformar su sinfonia nocturna, de ojos cansados, lagrimas desechadas y corazones con herrumbre. Sinfonía de colmillos afilados y sangre acuosa, de piel desgarrada y risas burlonas. Aliento a tabaco, ron y tristeza. Risas exageradas, chistes fáciles en torno a un vaso , tres hielos y dos dedos de alcohol con gas. Vago refugio donde no existen los abrazos.

Tócala otra vez, tócala.....

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