El Somme
Lleva siete días escuchando el tronar de los cañones a su espalda, cañones de todos los calibres manda sus proyectiles por encima de su cabeza. Caen en las lineas alemanas, sembrando muerte, confusión, caos y locura, así una semana completa, no podrán resistirlo pensaba, nunca antes se habían utilizado tal cantidad de armas y municiones en tan pequeño espacio de tierra. Miro el calendario que tenia clavado en la pared de su refugio que tenia escabado en la pared de la estrecha trinchera, era 1 de Julio de 1916, la fecha señalada para el comienzo de la ofensiva del Somme, destinada a aliviar la presión que los alemanes ejercían sobre los franceses en Verdun. Salio de su refugio, y se puso el equipo, cogió su fusil, granadas, vendas, latas de comida, todo lo necesario para un día de batalla, se coloco el caso y salio a la trinchera. Cientos de soldados se alineaban en trincheras como aquella, miles de hombres se lanzarían en pos de las lineas alemanas y con un poco de suerte lograrían la victoria en el frente occidental en la primera guerra mundial. Ocupo su puesto poco antes de las siete de la mañana, los minutos pasaban lentamente, cogió su cantimplora y bebió unos sorbos de whisky para tranquilizarse. El capitán al mando de su unidad revisaba sus tropas, daba ánimos y recordaba las ordenes.
Todos dieron un respingo cuando una tremenda explosión llego de las lineas enemigas, una de las minas que los zapadores habían estado preparando durante meses había explotado debajo de los alemanes, matándolos o enterrándolos vivos. La orden de calen bayonetas pasa de boca en boca, los oficiales se aprestan en las escaleras, el tiro de la artilleria se aleja de la primera linea de trincheras alemanas y pasa a disparar a retaguardia de la misma. Los oficiales hacen sonar sus silbatos, y gritan a sus soldados que salgan de sus trincheras y ataquen. La masa se mueve, trepa las escaleras con rapidez y avanza hacia el enemigo, nuestro soldado con ellos, corre lo mas rápido que puede, sorteando la tierra de nadie, sembrada de embudos de artilleria y cadáveres de antiguas refriegas entre patrullas de ambos bandos. Los ingleses avanzan decenas de metros sin oposición, pero para sorpresa suya, los alemanes, machacados durante una semana reaccionan rápido, colocan sus devastadoras ametralladoras en posición, comienzan a crepitar, sus ráfagas tumban lineas de soldados enteras, también la artilleria germana ha comenzado a disparar, allí donde un proyectil cae un hueco se abre entre las tropas inglesas. El soldado se lanza a un embudo, ve caer a sus compañeros, los oficiales mandan continuar, patean a los que se quedan parados por el miedo, todos deben avanzar. Los gritos de los heridos son capaces a veces de superar la tormenta de fuego y hierro que las armas modernas lanzan al campo de batalla. Los ingleses llegan a las trincheras alemanas, llueven las granadas de mano, las bayonetas chocan y se clavan en la carne del enemigo, es una lucha mano a mano, salvaje, sin tregua. Los ingleses han logrado reunirse en la primera linea de trincheras alemanas pero han perdido muchos hombres, si tienen que seguir avanzando necesitaran refuerzos. El descanso es aprovechado para beber y saquear al enemigo, mientras que los camilleros ayudados por los enemigos capturados llevan a los heridos a retaguardia. El soldado observa el grupo de hombres que ha quedado sano, a perdido a varios buenos amigos, al final del día nueve de cada diez estarán heridos, todo ello solo para conquistar menos de un kilómetro de terreno, se arrodilla en la trinchera a fumar un cigarro, esperando la siguiente orden de avanzar.
Todos dieron un respingo cuando una tremenda explosión llego de las lineas enemigas, una de las minas que los zapadores habían estado preparando durante meses había explotado debajo de los alemanes, matándolos o enterrándolos vivos. La orden de calen bayonetas pasa de boca en boca, los oficiales se aprestan en las escaleras, el tiro de la artilleria se aleja de la primera linea de trincheras alemanas y pasa a disparar a retaguardia de la misma. Los oficiales hacen sonar sus silbatos, y gritan a sus soldados que salgan de sus trincheras y ataquen. La masa se mueve, trepa las escaleras con rapidez y avanza hacia el enemigo, nuestro soldado con ellos, corre lo mas rápido que puede, sorteando la tierra de nadie, sembrada de embudos de artilleria y cadáveres de antiguas refriegas entre patrullas de ambos bandos. Los ingleses avanzan decenas de metros sin oposición, pero para sorpresa suya, los alemanes, machacados durante una semana reaccionan rápido, colocan sus devastadoras ametralladoras en posición, comienzan a crepitar, sus ráfagas tumban lineas de soldados enteras, también la artilleria germana ha comenzado a disparar, allí donde un proyectil cae un hueco se abre entre las tropas inglesas. El soldado se lanza a un embudo, ve caer a sus compañeros, los oficiales mandan continuar, patean a los que se quedan parados por el miedo, todos deben avanzar. Los gritos de los heridos son capaces a veces de superar la tormenta de fuego y hierro que las armas modernas lanzan al campo de batalla. Los ingleses llegan a las trincheras alemanas, llueven las granadas de mano, las bayonetas chocan y se clavan en la carne del enemigo, es una lucha mano a mano, salvaje, sin tregua. Los ingleses han logrado reunirse en la primera linea de trincheras alemanas pero han perdido muchos hombres, si tienen que seguir avanzando necesitaran refuerzos. El descanso es aprovechado para beber y saquear al enemigo, mientras que los camilleros ayudados por los enemigos capturados llevan a los heridos a retaguardia. El soldado observa el grupo de hombres que ha quedado sano, a perdido a varios buenos amigos, al final del día nueve de cada diez estarán heridos, todo ello solo para conquistar menos de un kilómetro de terreno, se arrodilla en la trinchera a fumar un cigarro, esperando la siguiente orden de avanzar.
El 1 de Julio de 1916 comienzo la batalla del Somme, batalla que finalizo el 18 de Noviembre, el primero de Julio las fuerzas británicas perdieron cincuenta y seis mil hombres, casi veinte mil de ellos muertos. Al final de la batalla las cifras de bajas entre ambos bandos fue de mas de un millón. Los británicos lograron su primer propósito, las fuerzas alemanas tuvieron que detener su ofensiva contra los franceses en Verdun, el dia 12 de Julio, para defender sus lineas en el Somme, pero la guerra acabo mas de dos años despues. Lo mas que avanzaron los británicos en toda la batalla fueron dieciséis kilómetros. Fue la peor batalla de la primera guerra mundial también conocida como la guerra innecesaria.
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