Recordando.

La anciana seco sus manos en el paño que siempre llevaba colgado de la cintura. Observo a su alrededor, sus cinco nietos jugaban el jardin. Desde Luisa la pequeña de dos años hasta Maria la mayor de once. Sus hijas charlaban animadamente en el porche del patio, vigilando los crios, en el cuarto de estar sus yernos discutian apasionadamente de futbol, se tiraban puyas y reian. Observo concienzudamente la vajilla recien lavada en busca de alguna posible mancha olvidada, se dio por satisfecha, se atuso el moño gris perla y salio al porche. Miro con reproche a su hija Pilar por fumar, esta le devolvio la mirada y bajo la cabeza, camino despacio hasta donde los sus nietos jugaban, en ese momento y sin motivo aparente todos habian decidido que aplastar a Jorge era algo divertido.





- ¡Niños!, ¡Niñoooooooooos!!!! - grito


Los crios alzaron la vista y la miraron.


- Dejar a Jorge tranquilo y venir adentro, es la hora del cuento - dijo pausadamente esta vez.


Los cinco niños se levantaron sonrientes, Jorge se sacudio algo del polvo y grito ¡Cuento!, los cinco niños siguieron a su abuela al grito de ¡Cuento! ¡Cuento!. LLegaron a la habitacion de la abuela, esta se sento en una antigua mecedora, los crios se sentarion y tumbaron en la cama a su libre albedrio.





- Bien niños, ya sabeis la norma, no se interrumpe a la abuela- advirtio ella con mirada severa.


- ¡No empieces abuela!- grito Daniel.


-¿Que quieres?- pregunto ella


- ¿ Tienes caramelos? - respondio el con una gran sonrisa. Ella lo miro, y le revolvio el pelo, rebusco en el bolsillo de su falda, aquel que sus nietos reverenciaban tanto al ser una fuente inagotable de dulces y sorpresas, saco cinco caramelos y se los dio a Daniel, que corrio a la cama y dio un caramelo a cada uno de sus primos.





- Esta bien , voy a empezar - dijo .





" Hace mucho tiempo en un pequeño pueblo de Andalucia, un joven campesino, guapo y fuerte estaba enamorado de una chica que no le hacia gran caso. Ese joven se llamaba Pedro y nunca se daba por vencido, cada semana encontraba una buena excusa para tratar de encontrarse a solas con la chica y preguntarle si queria ir a un baile o acompañarle a una romeria o simplemente tomar algo en la tasca del pueblo. La respuesta era siempre la misma, un NO rotundo, Pedro siempre quedaba triste tras intentarlo pero nunca lo reflejaba delante de Maria, que por cierto asi se llamaba la chica. Pedro se ingeniaba maneras de sorprenderla, le dejaba notas, y le escribia cartas, todas las semanas cuando su trabajo en el campo se lo permitia aparecia por el pueblo y trataba de lograr que Maria le hiciese caso. Una noche Pedro no encontro a Maria en el pueblo, pregunto y pregunto hasta que le dijeron que habian visto a Maria salir en direccion al rio. Pedro se encamino hacia alli y al rato se encontro a Maria que sentada en un roca miraba las estrellas. Pedro la observo largo rato hasta que decidio acercarse y carraspear. Maria lo miro





-¡Pedro, me has asustado tonto! - le reprocho ella.


- Lo..... siento... Maria... no queria .. asustarte - dijo el nervioso por haberla asustado.


- ¡ Pues lo has hecho!, ¿ te parece bonito rondar asi a una chica de noche?-


-Yo Maria... no te vi por el pueblo....y ... me preocupe...y me dijeron que estabas por aqui.... y vine a ver si todo iba bien... - dijo el.


- Va todo bien Pedro, ya puedes marcharte- dijo ella cortante.


- ¿Supongo que ese es mi NO de hoy?


Ella lo fulmino con la mirada y volvio a mirar al cielo. Pedro se retiro sigilosamente.


Aquello fue por Mayo y despues de aquello Maria estuvo varios meses sin ver a Pedro, al principio le sorprendio su ausencia pero luego se acabo acostumbrando.


Una noche de Agosto, Maria andaba en el patio tendiendo alguna ropa sucia, cuando oyo el ruido de los cascos de un caballo en la casa. de pronto oyo un susurro.


- Maria, ¿estas ahi Maria?- dijo el susurro.


- Si estoy, ¿quien es?- dijo ella en voz alta.


- Soy Pedro, Maria- respondio la voz.


- ¿Que quieres Pedro? y deja de susurrar que mis padres no estan fueron de visita unos dias-


- Maria, ¿recuerdas aquel dia en el que te vi mirando las estrellas?


- Si ¿ que pasa ?


- Asomate Maria, por favor -pidio el - Maria salio de la penumbra del patio y vio a Pedro detras de la verja de la casa subido en un caballo , bayo.


- ¿ De quien es el caballo? -


- De mi jefe... Maria. Conozco un sitio genial para ir a ver las estrellas- dijo el apresuradamente, el la miro desconfiada. -Vamos Maria si no es el mejor sitio desde donde hayas visto las estrellas, dejare de molestarte. - insistio el. Maria seguia recelosa, miro al cielo, en ese momento un estrella fugaz callo del cielo.


-¡ Hoy es la lluvia de estrellas ! Se me habia olvidado con todo el ajetreo de llevar la casa y la panaderia.. - exclamo ella. Pedro Sonreia y le tendio una mano. Maria salito la verja del patio y monto a la grupa del caballo.





Pedro y Maria cabalgaron durante cuarenta y cinco minutos, subieron a lo alto de un cerro cubierto de cesped con algunas encinas. Bajaron del caballo, Pedro extendio una manta en el suelo y ambos se tumbaron en el suelo a contemplar el cielo con las cabezas reposando en sus chaquetas. Cada vez que Pedro intetaba decir algo Maria lo reprendia con un "sshhhhhhh", ella extasiada, abria la boca cada vez que una gran estrella fugaz iluminaba el cielo a la vez que la señalaba con la mano, el miraba ahora el cielo, ahora a Maria aunque a esta ultima con mas disimulo. Estuvieron horas mirando el cielo, tuvieron que arroparse con una manta por que la noche refresco en la madrugada. Serian las tres de la mañana cuando Maria dijo que era hora de irse ya que ella tenia que abrir la panaderia temprano. Pedro empaco las mantas y los dos emprendieron el viaje de regreso al pueblo en silencio. Cuando llegaron a casa de Maria, ambos descabalgaron y Pedro dijo:


- ¿ Es o no es el mejor sitio en el que has estado viendo las estrellas ?- pregunto el. Maria quedo pensativa pero no tuvo mas remedio que asentir.


- Si que lo es Pedro, muchas gracias por llevarme, ahora tengo que entrar en casa y dormir algo. - respondio ella.


- Un momento dijo Pedro, tengo algo para ti- Pedro se acerco al caballo y saco algo envuelto en papel de regalo. Ella abrio los ojos sorprendida y rapidamente se puso colorada.


- Pedro no tenias que comprarme nada.. - dijo quedamente.


- Es para que no olvides esta noche, por que yo no lo olvidare - dijo el mirandola fijamente a los ojos. Ella abrio el regalo, se encontro con un atlas donde aparecian todas las constelaciones, los nombres de las estrellas, todo ello a color. Ella sonrio como una niña pequeña.


- ¡Oh Pedro es precioso! ¡ Gracias ! ¡Muchas Gracias!- dijo ella y le dio un beso en la mejilla.


- Me alegro de que te haya gustado Maria, Buenas noches y descansa. - se despidio el algo turbado por el beso.


- Pedro espera...... ¿Te apetece ir al baile este sabado? - pregunto ella sonriendo, el bajo la cabeza y asintio - Entonces a las ocho en mi casa Pedro y buenas noches - se despidio ella entrando en la casa.





Pedro se alejo sonriente... Un año despues Pedro y Maria se casaron, y la noche de su boda subieron al cerro a ver las estrellas y .... fueron muy felices y comieron perdices"





Los crios rompieron a aplaudir cuando el cuento termino.


-Ahora ir a jugar niños- Dijo la abuela. Todos salieron del cuarto dando un besto a su abuela, Maria la mayor se quedo la ultima y pregunto a su abuela.





- ¿ Por que siempre cuentas historias sobre el abuelo? -


Ella recogio una foto en blanco y negro de la mesilla del cuarto. Aperecian una pareja joven, la muchacha sostenia un bebe en sus brazos. Debajo de la foto se podia leer "Pedro, Maria y Maria Luisa. 12 de Septiembre de 1948".


- Por que nadie se nos va del todo si lo mantenemos vivo en nuestra memoria, Maria, por eso os cuento las historias del abuelo Pedro. - dijo ella mientras una pequeña lagrima caia por su mejilla. Su nieta la abrazo largamente y le dio un sonoro beso , a la vez que decia:





- Abuela , te quiero mucho.