Doce Uvas
- Por nosotros- dije y chocamos nuestras copas, acto seguido
apuramos el vino que estas contenían. Me quede mirándola mientras ella me devolvía
la mirada sonriente.
- Voy a por la uvas- le anuncie levantándome de la silla.
- ¿Has comprado? - me pregunto ella extrañada. Yo asentí guiñándole
un ojo.
- Pero si no te gustan- repuso ella.
- Este año es distinto. - contesté.
- ¿Por qué? - me inquirió.
- Porque estas tu-. Besé su boca y me fui a la cocina. Volví
con una lata de uvas ya peladas y sin pepitas.
- ¿Solo una?, ¿y yo? - advirtió ella más extrañada todavía.
Yo sonreí pícaramente.
- Las vamos a compartir cielo. - anuncie.
- Pero aún queda un rato- objeto ella.
- Tengo que prepararte- repuse. Ella intento hablar, pero yo
le puso un dedo en los labios. – Déjame hacer -. Proseguí y comenté a retirar
los restos de la cena. No había sido una cena pesada, habíamos picado jamón,
queso, pates, ahumados, canapés variados vaya, nada de platos muy preparados. Lo
que si habíamos hecho fue vestirnos, el uno para el otro, yo llevaba traje y
corbata, ella un vestido largo, negro con unos zapatos de tacón que me ponían muchísimo.
Mientras quitaba la mesa ella me miraba con esa cara que
pone ella cuando se muere por saber algo.
Cuando terminé, le ofrecí mi mano, ella la cogió yo la
levante de su silla y la puse ante mí, volví a besarla. Me acerque a su oído despacio,
mordí su lóbulo con delicadeza y le susurre.
-Déjate llevar- note como su cuerpo se estremecía y me
agarraba la mano con más fuerza. Bese sus hombros y su cuello dulcemente
mientras me movía para colocarme a sus espaldas. Aparte su largo cabello para besar también su nuca y mordí levemente
su hombro izquierdo, noté como su respiración se aceleraba. Subí mi mano
derecha y deslicé los tirantes de su vestido, lo fui dejando caer lentamente
hasta su cintura mientras mi lengua iba rozando su columna.
Di un pequeño tirón para sortear sus caderas y deje caer el vestido,
la ayude a levantar las piernas para terminar de sacárselo, luego me agache
para recogerlo y lo coloque en una silla. Me puse delante suya y a contemplé en
ropa interior, esa ropa interior negra, con encaje que tanto me pone. Dirigí la
vista al reloj, ella me acompaño con otra mirada. Yo sonreí, me acerqué a ella,
lamí sus labios y mis manos se encontraron con el cierre de su sujetador. Lo
desabroche y lo quite muy lentamente mientras seguía rozando con la punta de mi
lengua su boca. Le saque el sujetador y bese levemente sus senos, ella se estremeció.
Luego la abrace y la bese larga, profundamente, metiendo mi lengua en su boca,
nos quedamos así un par de minutos abrazados nuestros cuerpos, abrazadas
nuestras bocas, enredadas nuestras lenguas.
Cuando me separe de ella, me agache y de improviso la cogí y
la levante del suelo dejándola encima de la mesa. Cogí la lata y tiré del abre
fácil para poder sacar las uvas.
-Quédate quieta- le pedí. Comencé a sacar las uvas, coloqué
una en su boca, otra en su cuello, dos más en sus hombros, otra entre sus
pechos, dos más en su tripa, una en cada una de sus muslos, dejé el resto en el
bote. Cuando mire la tele faltaba un minuto para que dieran las campanadas, me
coloque al lado de la mesa y me quede esperando. Ella me miraba expectante. Los
cuartos empezaron a sonar y yo me fui acercando a su boca.
Sonó la primera campanada y tome la uva de su boca la partí
por la mitad con mis dientes y deje caer una mitad en su boca, ambos comenzamos
a masticar, trague la mía y la bese de nuevo metiendo mi lengua en su boca, mezclando
nuestros sabores con el sabor de la uva.
Me quite la chaqueta y me desanude la corbata para estar más
cómodo y me subí a la mesa con mis rodillas entre el cuerpo de ella. Mordí una
de las uvas que había colocado en sus hombros, haciendo que el líquido gotease
sobre su piel, luego lleve media uva a su boca y tome el resto en la mía. Con
mi lengua recogí las gotas de zumo de uva que perlaban su piel.
Repetí la operación con el otro hombro, luego me dirigí a la
que había colocado entre sus pechos, la mitad para mí, la mitad para ella.
Estire la mano y saque una de las que quedaban, con mis dedos las restregué por
sus pechos. Luego la tire y empecé a comerle los pechos, sus pezones se
endurecieron en el interior de mi boca, los mordisquee y ella gimió. Me deleite
largo rato lamiendo sus tetas. Bajé hasta sus muslos y me comí las uvas que había
colocado allí, recorriendo luego con mi lengua toda la longitud de los mismos,
desde las rodillas hasta llegar a sus ingles. Me bajé de la mesa y me desvestí sin
dejar de mirarla, su cuerpo brillante por los restos de mi saliva se agitaba
debido a la excitación.
Una vez estuve desnudo volví a subirme sobre la mesa.
Tome una de las uvas de su estómago y la comí, después pase mi lengua por el
borde de su ropa interior, seguí jugando con mi lengua mientras con mis manos
tiraba de su tanga hacia abajo, según bajaba su tanga mi lengua bajaba hacia su
coño. Cuando llegue lo bese. Separé sus piernas y con una mano cogí la otra uva
que había dejado sobre su estómago. Le di un lametón fuerte a su coño, ella soltó
un gritito de placer y acto seguido metí la uva dentro de su vagina para luego
seguir comiéndole el coño, mi lengua se metió dentro de su cuerpo, mi boca sorbió
todo su sexo, mis dientes mordieron su clítoris hasta que ella se corrió. Después
de terminar de correrse me incorpore mientras con mis dedos sacaba la uva de su
coño. La tome con dos dedos y me la metí en la boca, la mastique mirándola a
ella fijamente, trague y note como ella se excitaba al verme tragar aquella uva
impregnada de su sabor.
Subí un poco más mi cuerpo y coloqué mi polla, ya sumamente
dura cerca de su boca. Saque la penúltima uva y la pase por la punta de mi
pene, donde una gota de líquido pre seminal caía producto de mi excitación. No
tuve que decirle nada, en cuanto me vio hacerlo abrió la boca y se la comió.
Eso me puso cachondisimo y metí mi polla en su boca. Ella comenzó a chupármela con
fuerza, moviendo su cabeza y abrazando mi polla con sus labios, yo acompañaba
sus movimientos y gemía de placer. Ella se movió un poco para poder lamerme los
huevos y a continuación toda la polla, luego se incorporó un poco para metérsela
entera y darme así mas placer, yo agarre su cabeza para que aguantara con mi
polla dentro de su garganta. Cada vez estaba más excitado y note como el semen
se agolpaba en la base de mi polla dispuesto a brotar. Cogí la última uva.
-Abre la boca- pedí. Ella la abrió, yo me masturbé durante
unos instantes, justo en el momento en que comencé a correrme, deje caer la uva
en su boca. Mi semen lleno su boca, mojo su lengua y empapo la uva que había colocado
allí. Cuando termine de correrme, ella cerro la boca, mastico la uva y luego lo
trago todo junto. Yo mire todo el proceso excitadísimo. Me encanta que se
trague mi semen y adoro jugar con la comida. Cuando me repuse la besé y le
dije.
- Feliz año, cielo, ahora toca brindar con el cava......
1 comentarios:
Ummmmmm....Seria perfecto
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