Reflexiones vespertinas.
Nos pasamos gran parte de la vida atados por los habitos y costumbres impuestos, por el que diran. Nuestro comportamiento es esclavo del miedo a lo que puedan pensar otras personas de nosotros. Se nos vende una imagen de lo que debemos ser y de lo que se espera de nosotros, desde la familia, amigos, la tele, la sociedad en general que nos acaba enclaustrando en un YO, que hasta nosotros mismos nos creemos que es el nuestro cuando en realidad no es asi. Aun asi a veces en nuestra vida se nos presenta la oportunidad de ser nosotros mismos, topamos con gente que no nos juzga, que no solo nos permite sacar todo de nosotros sino que lo desea, desea ver, disfrutar, compartir cada rasco de nosotros que mantuvimos oculto. Entonces conocemos la libertad, que se presenta maravillosa ante nosotros y nos causa adiccion y ahi es donde podemos decidir si atarnos a esa libertad o seguir siendo esclavos de lo impuesto. Y asumimos el riesgo de atarnos con el miedo perpetuo de perder esa libertad a la que nos hemos entregado y de la que nos hemos enamorado, porque todo puede pasar, puede que las personas cambien, tomen otras decisiones o los ambientes que nos proporcionaban esa libertad sean arrasados por tsunamis que no podemos controlar. Si ese tsunami se lleva nuestra libertad, nos sentiremos mas vacios que nunca, mas solos que nunca y tirar para adelante sera un complicado reto. Aun asi, debemos pensar que si luchamos por esa libertad, debemos sentirnos orgullosos de haberlo hecho, de que si peleamos cada segundo por abrazarla, debemos sentirnos orgullosos, aunque a veces la rabia nos ciegue y no nos deje ver la realidad.
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