LA HISTORIA DE ZARKO. CAPITULO II EL MENSAJERO
Zarko detuvo el caballo y miro a lo lejos, la ciudad, su destino, se distinguia en el horizonte. Durante los dos ulitmos dias habia avanzado todo lo rapido que habia podido pero su caballo se encontraba agotado y apenas podia ponerlo a ratos al trote y el viajar dos en la misma montura no resultaba de mucha ayuda. Zarko mantenia delante suya a la chica, con las manos atadas. Esta no habia abierto la boca desde que la habia capturado, cogia la comida que este le ofrecia y le devolvia una mirada de desprecio. Zarko calculo que para aquella noche habrian llegado, la chica hizo el mismo calculo y se revolvio nerviosa en el caballo. Zarko espoleo al caballo que arranco perezosamente y se dirigio a la chica.
- ¿Nerviosa?- Preguntó, ella se mantuvo en silencio, Zarko contemplo la melena castaña que caia sobre la espalda de su acompañante.
- ¿Que hiciste para ser una proscrita?- insistio. Ella mantuvo su silencio. Zarko miro esta vez la pequeña porcion de piel que lograba ver entre su pelo y la blusa, una piel clara y suave.
- Esta bien, como quieras, supongo que al llegar nos enteraremos – dijo Zarko, esta vez la chica replico.
- Para hacer que me torturen y me maten los carceleros, bien podrias haberme matado tu, ¿o es que no tienes valor para hacerlo?, sucia rata. - su voz destilaba odio.
- ¿Torturarte y matarte?, si que harias algo grave.
- Me declararon proscrita porque me cogieron robando varias veces, me azotaron un par de veces y despues me expulsaron de la ciudad y las tierras del señor. ¿Asi mejor? ¿ya estas contento? Prosiguio ella. - !Y me mataran y torturaran por violar la ley de expulsion y por atacar a un caballero de la ciudad, no sera por lo que robe años atrás, pedazo de basura!- alzo la voz y por un momento a Zarko le parecio que trataba de no llorar. Zarko calculo que ella tendria unos diecisiete años, trato de imaginarsela en el poste de castigo recibiendo diez latigazos, nego con la cabeza para si mismo.
Cuando se encontraban a unos cinco kilometros de la ciudad, salieron del estrecho camino por el que circulaban y entraron en el ancho camino principal, aunque unos cientos de metros mas tarde volvieron a dejarlo.
- ¿Donde vamos? - pregunto ella sin comprender.
- Ya lo veras- respondio el.
Se metieron en otro pequeño sendero que se adentraba en unas colinas boscosas llamadas las Colinas de la victoria, debido a una gran victoria que se habia logrado alli decenas de años antes. Avanzaron serpenteando por el camino durante casi media hora, luego los arboles dejaron paso a un claro y en este un edificio grande. La chica grito nada mas ver el farol que colgaba de la puerta .
- ¿Un prostibulo? ¿piensas venderme? , ¡Asquerosa rata! ¿ y tu te haces llamar caballero? -
Zarko no contesto se limito a llevar el caballo hasta las cercanias de la puerta, alli la hizo bajar y descabalgo con ella, luego llamo con fuerza a la puerta. Tras unos instantes un ojo rojizo por el alcohol se asomo a traves de una estrecha mirilla, Zarko no le permitio hablar.
- Dile a tu jefa que salga o echo toda la casa abajo- dijo con firmeza. La mirilla se cerro con rapidez y tras unos momentos la puerta se abrio. Una mujer madura ataviada con un vestido rojo atraveso la puerta, el vestido hacia juego con su larga cabellera rojiza, en una de sus manos sujetaba un cigarro, en la otra una copa de vino.
- Oh Zarko, bienvenido- dijo acercandosele para besarlo.
- Sara, no hay tiempo para Zalamerias, quiero que cuides de esta chica, si le pasa algo, lo pagaras, si alguien la toca, lo matare y tu lo pagaras. ¿Queda claro? - dijo con rapidez
Sara miro de arriba abajo a la chica y observo las ligaduras de sus manos. La chica le devolvio una mirada despectiva.
- Entiendo y supongo que no querras que se escape ¿verdad? - pregunto ella con una sonrisa.
- Asi es, si lo hace la encontrare de nuevo pero tu lo pagaras- dijo el devolviendole la sonrisa.
Sara sujeto a la chica mientras Zarko volvia a subirse al caballo, cuando se disponia a irse se giro y dijo dirigiendose a la chica.
- Adios Ailith , en cuanto pueda vendre a hablar contigo- la chica abrio mucho los ojos pero no puedo articular palabra, el mientras tanto espoleo al maltrecho caballo.
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