Inspiracion Experimental.

¡Flash!

Los dos hombres se afanaban en recoger la red por ultima vez aquel día, el mar estaba picado y la pequeña barca era zarandeada por las olas cada vez mas bruscamente. La prudencia habría  dictado marcharse de allí mucho antes, la necesidad marcada por dar sustento a dos familias salio victoriosa de la encrucijada y ambos habían decidido arriesgarse.

Una ola especialmente fuerte levanto la embarcación como si fuera un barco de papel de aquellos con los que jugaban sus hijos en la ría. Los dos se agarraron a la madera, acto seguido volvieron a intentar sacar la red y las presas que contenían del agua. Pero el mar no daba tregua, una ola tras otra chocaba contra la barca, agitándola, el agua comenzo a llenar el interior de la misma. El mayor de los pescadores corto la red con un cuchillo y cogió uno de los remos, el mas joven se aferro al timón con las manos crispadas.

Fue una lucha desigual, David contra Goliat, con un resultado distinto al del pasaje bíblico.

¡Flash!
Detiene el coche bruscamente ante la dirección indicada, no hay mucho tiempo para pensar, pero se piensa, la incertidumbre de lo que uno puede encontrarse al llegar al lugar esta siempre rondando la cabeza. Se baja del coche, alguien ha llamado pidiendo ayuda hace unos minutos, tan solo el ha llegado a la escena, decide entrar solo, el corazón late fuerte, la frente se perla de sudor, la boca se seca y los sentidos se agudizan. Saca su pistola y sortea la puerta de entrada que da acceso la patio delantero de la casa, algunos vecinos lo miran, les hace señas para que se retiren, estos permanecen impasibles ante sus indicaciones, el morbo les atrae. Camina despacio pero seguro, llega a la puerta de entrada, esta reventada, la madera alrededor de la cerradura esta astillada, mira a su alrededor una vez mas. Golpea la puerta para entrar y levanta el arma, todo en un instante, ante sus ojos, muebles y enseres desparramados el suelo, cajones y armarios abiertos, a su izquierda una puerta da a la cocina, de frente una habitación permanece a oscuras, avanza hacia ella muy lentamente, lanza un vistazo a la penumbra del interior, entra, mueve su arma en una y otra dirección, no hay nadie, lanza un suspiro, guarda el arma en su funda y da el aviso por radio. Observa la habitación desvalijada, ropa de todo tipo en el suelo, lamparas tiradas, un retrato roto, se da la vuelta y sale de la casa. "Al menos solo es un robo"- piensa, mientras sonríe a un niño que le mira desde la otra acera.

¡Flash!

El fuego crepita en la chimenea de la casa, las llamas danzan al son de un tambor imaginario, el las contempla mientras se lleva a la boca un sorbo de vino, el día ha sido tan duro como provechoso, esta contento. Su mujer se afana limpiando los platos de la cena que acaban de tomar, el sale a la puerta y enciende su pipa, exhala el humo mientras observa a los pies de la colina donde vive, el pueblo donde la iglesia se alza majestuosa. Distingue un par de personas caminando por la  calle, regresando de sus faenas en el campo. El ruido de unas ardillas en un pino le atrae, las observa perseguirse de una rama a otra, a una velocidad infernal, solo se paran para mirarse, parecen lanzarse burlas y amenazas una a la otra, no puede evitar reírse. Escucha los pasos de su esposa detrás suya, esta le rodea con sus brazos y le besa la mejilla, el aspira su olor, ambos contemplan como el sol va desapareciendo entre las montañas y la noche comienza a reclamar su tiempo. El vacía la pipa dándole unos suaves golpes, se gira y contempla fijamente a su mujer, le pasa un brazo por la cintura y la aprieta contra el, besa sus suaves labios mientras su otra mano se enreda en el brillante pelo rubio de ella. Entran en la casa sin dejar de abrazarse, caminan torpes mientras se besan, el cierra la puerta de una patada, sus lenguas se buscan , sus manos se tocan, sus respiraciones se mezclan, cuando llegan a la cama se detienen, el mira sus ojos verdes, ella le muerde el labio, ambos se desnudan entre risas y se meten bajo las sabanas...