Retrato Vacio ( Historias Entrelazadas)
Se miro en el espejo mientras se lustraba los zapatos, sonrió al ver su figura en el espejo. Se había puesto al traje de los domingos aunque fuese martes, el traje le sentaba como un guante y no le hacia parecer el humilde trabajador que era. Se meso el espeso cabello negro y cogió un pañuelo de la comoda que coloco con cuidado en el bolsillo de su chaqueta, se calo la gorra y se miro por ultima vez en el espejo, quería estar perfecto para ella.
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El joven pastor. ( Historias Entrelazadas)
Samuel se levanto antes de que el sol se dejase ver entre los cerros que se levantaban alrededor del pueblo, se desperezo estirando los brazos. Permaneció un rato sentado en la cama mirándose los dedos de los pies, tras bostezar por tercera vez decidió ponerse en marcha, si se quedaba mas tiempo sentado la tentación de volver a dormirse seria demasiado fuerte. Dormía poco ultimamente tenia que reconocerlo, aunque no le importaba, cortejar a aquella muchacha era mucho mas divertido e interesante que dormir. Vertió agua en la palangana de la jarra que subía cada noche, se lavo la cara afanándose en despejarse quitarse las legañas. Bajo por las escaleras tratando de no hacer ruido, no quería despertar a su hermana pequeña a la que aun le restaban un par de horas de sueño. Oyó ruidos en la cocina, entro en ella y saludo a sus padres, su madre le sonrió mientras dejaba en la mesa un taza de café caliente y un par de rebanadas de pan con miel, su padre sin embargo se limito a mirarlo hoscamente. Llevaba así desde que había decidido dejar el trabajo en la serrería, aquel no era un mal trabajo, pero su padre era encargado de su sección y el prefería tener algo mas de libertad, cuando su abuelo materno enfermo decidió hacerse cargo del rebaño de ovejas que este había cuidado desde que tenia uso de razón, "Hace poco y no es que tengas mucho" habría dicho su abuela la cual se burlaba de todo y de todos.
Samuel aspiro el aroma a café y tomo la primera de las rebanadas, saboreo el primer bocado, deleitándose con la espesa y dulce miel en su boca, su padre comía también mientras que su madre se sentó en la mesa tan solo con una taza de café, seguía siendo la mujer mas guapa del pueblo y no porque fuese su madre,lo era, además las frecuentes broncas de su celoso padre con algunos hombres del pueblo que se dirigían a su mujer en un tono que el juzgaba inadecuado podrían servir de medidor. Pensó en la madre de su amigo Julian, por ella nunca se peleaba nadie, es mas probablemente el padre de Julian estaría encantado de que se la llevasen. Aquel pensamiento lo hizo sonreír, su madre lo miro inquisitiba, el se sonrojo y le quito hierro al asunto un gesto, su madre puso los ojos en blanco, el volvió a sonreír.
Comió y bebió el resto del desayuno, beso a sus padres y se despidió de ellos, antes de salir recogió el zurrón que contenía agua y el almuerzo. Salio a la calle con los primeros tímidos rayos de luz, el perro del vecino le ladro como cada mañana y el gallo que tenían comenzo a cantar. Se quedo parado un momento sopesando porque aquel chucho lo ladraba siempre, no encontró ninguna respuesta satisfactoria. Echo a andar hacia las afueras del pueblo, allí su abuelo guardaba el rebaño en un gran cercado, miro detenidamente a los animales, todos parecían estar bien. En cuanto lo vieron acercarse, sus cuatro perros se acercaron agitando el rabo, entro en el corral, puso agua para los perros y saco de su zurrón algunos huesos que había logrado sustraer de la cena de la noche anterior, los repartió como buenamente pudo, aunque como siempre, Negro, un inmenso mastín del mismo color que su nombre se las apaño para comer mas que los demás. Por fin abrió la puerta del cercado y azuzo a las ovejas para que saliesen, le esperaba un largo día de pastoreo con la única compañía de aquellos animales.
Hacia el medio día, paro para comer, de momento el día había transcurrido sin novedad, se había cruzado con un par de comerciantes, uno de ellos le advirtió sobre cierto par de sujetos que habían atracado a otro comerciante el día anterior, al oír esto Samuel levando el garrote que llevaba. Saco pan y queso para comer y llevaba agua para beber, prefería no tomar vino, lo atontaba bastante, su padre siempre se metía con el por aquello. Comió despacio observando a sus perros hacer su trabajo, Negro no tenia mucho que hacer, su sola presencia le bastaba a las ovejas para encontrar un camino mas adecuado, por otro lado Pelao se desgañitaba ladrando, cuando lograba incorporar las ovejas al grupo, movía la cola feliz y miraba a su dueño. Los dos mas jóvenes se andaban peleando a saber porque, lo hacían constantemente a no ser que negro anduviese cerca, en aquel momento Cerveza mordisqueaba el lomo de Licor, su abuelo era bastante especial para ponerle nombres a sus animales, su caballo se llamaba Aguardiente, y a todas sus ovejas las llamaba Florinda, al menos a su padre le había puesto un nombre normal.
Termino el ultimo trozo de pan y bebió un largo trago de agua, se recosto bajo la encina donde había parado a comer, mas tarde supuso que se habría dormido, el caso es que no vio a los dos tipos venir. Cuando abrió los ojos tenia el cañón de una escopeta ante sus ojos, trato de alcanzar el garrote pero solo logro recibir una patada en las costillas, lanzo un gemido de dolor y miro a los dos tipos, uno era calvo y apenas tenia dientes el otro llevaba un sombrero demasiado nuevo, no hacia juego con la mugrienta ropa que ambos llevaban, llevaba barba de una semana y un poblado bigote, además llevaba la escopeta, tenia unos ojos fieros, Samuel trago saliva. El segundo tipo le dijo que le diese todo lo que llevaba, el primero lo apremio con una nueva patada en las costillas. Samuel le indico que no tenia nada de valor, el hombre calvo cogió el zurrón y luego se agacho para registrarlo, encontró el colgante que su madre le había regalado y se lo arranco, aquello le hizo hervir la sangre, querría aplastar las cabezas de aquellos dos malditos seres.
El desdentado se incorporo y le hizo un gesto al del bigote, este se giro, Negro corría hacia ellos, no ladraba, no gruñía, pero sus ojos estaban fijos en aquellos dos hombres, Samuel aprovecho el despiste y se movió rápidamente para alcanzar su garrote, todo sucedió rápidamente, un disparo, el gemido lastimero de un perro,
el sonido de un hueso al romperse, otro disparo y luego oscuridad.
Samuel no supo hasta volver a su casa donde había estado ni cuanto tiempo había estado dormido, ausente entre los escalofríos de la fiebre. Si podía recordar haber sentido unas manos tocando su hombro, dañado por el disparo recibido.
Cuando abrió los ojos por primera vez desde lo ocurrido, sus ojos tardaron en acostumbrarse a la penumbra, puedo ver a un anciano sentado, cuando le hablo este solo le hizo un gesto indicándole que se volviese a dormir. Durante los días que paso allí, aquel hombre le llevo comida, le cuido la herida, pero nunca le dirigió la palabra. El ultimo día Samuel se sintió con fuerzas para levantarse, se sintió mareado al dar los primeros pasos pero resultaba reconfortante volver a estar de pie, camino por aquella estancia, en una mesa, vio algunos objetos, una navaja, una taza de metal y un retrato, cogió esto ultimo y lo miro, en el mismo pudo ver una pareja, un joven moreno y fuerte y una guapa muchacha, con una gran sonrisa. Oyó unos pasos y se giro, el anciano se quedo parando mirándole.
- No toques eso, dejalo donde estaba, y marchate- le dijo el anciano fríamente, Samuel quiso responder, pero no supo que decir, el anciano lo acompaño hasta la salida de aquel extraño lugar, Samuel salio y se giro para darle las gracias, pero las palabras quedaron en su boca, el viejo había vuelvo a entrar.
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Sin Titulo Quinta y Ultima Parte
Cuarta Parte
El ascensor se detuvo en la planta once, Lasarte rezo para que no volviese a aparecer una pared ante sus ojos. Las puertas se abrieron, Lasarte lanzo un largo suspiro, al ver aparecer ante sus ojos los despachos donde había trabajado los últimos tres años, salio rápido del ascensor y enfilo el camino hacia su oficina, no parecía que en aquella planta hubiese habido jaleo. Abrió la puerta de su despacho, le indico a Cristina que pasase y cerro la puerta. Descolgó el teléfono con la esperanza de poder contactar con alguien, el aparato no le devolvió señal.
- No da tono- dijo lacónico dejando caer el auricular.
- ¿Internet?- pregunto Cristina esperanzada. Lasarte la miro y sonrió, encendió su sobremesa y tamborileo nervioso con los dedos sobre la mesa mientras esperaba a que el sistema cargase, en la pantalla apareció el mensaje de bienvenida, tremendamente absurdo en aquel contexto, y la imagen de sus vacaciones en Florencia que le servía de fondo de pantalla, observo el icono de red, tampoco había señal, aun así abrió el navegador pero este solo le devolvió pantallas de error, frustrado golpeo el monitor con fuerza. En aquel momento las heridas recibidas y el cansancio acumulado hicieron presa en el, se llevo las manos a la cabeza, trato de aguantar las ganas de llorar.
- ¿Que hacemos? - pregunto Cristina, Lasarte la miro, la rabia afloro.
- ¡Y yo que coño se!, ¿Crees que tengo experiencia en este tipo de cosas?, ¡solo soy un jodido contable!, ¡tu haz lo que quieras joder, ya eres mayorcita!- Lasarte lamento el tono y las palabras dichas nada mas terminar de hacerlo, Cristina no le respondio y se sento en la butaca que quedaba libre mirando al vació. Pasaron los minutos y el silencio se hizo pesado, Lasarte trataba de pensar en alguna manera de salir de allí, pero no encontraba ninguna que no supusiese un riesgo, rebusco entre los cajones y encontró un par de chocolatinas, le gustaba el chocolate y solía tener reserva para los días en los que tenia que quedarse tarde a trabajar, puso uno delante de Cristina, esta le agradeció el detalle con un gesto con la cabeza. Abrieron los envoltorios y comieron en silencio.
Cristina termino de masticar y se chupo los dedos, aquel detalle saco a Lasarte de su ensimismamiento, "Esta buena", penso, lo siguiente que penso fue que podia alegrarse de pensar en aquellas cosas en aquellas circunstancias. Cristina se levanto, Lasarte la siguio con los ojos, ella miro por la ventana, luego la abrio y se asomo.
- ¡Ven!- dijo volviéndose .
- ¿Que pasa? - pregunto el levantandose y acercándose a la ventana, Cristina le cedió su sitio y el se asomo, debajo suya pudo ver una docena de coches de policía, había cientos de personas en la calle, distinguía los uniformes azules parapetados tras los coches, dos furgones mas grandes aparecieron, supuso que serian los Geos, deseo que lo fuesen. Comenzo a quitarse la camisa dispuestos a hacerles señales, Cristina sonreía.
- Estamos salv......- la frase fue interrumpida, por otra dicha en tono burlón.
-¿Donde estáis, venir con papa?- decía la voz, Lasarte reacciono rápidamente, y se agacho tras el escritorio tirando de Cristina.
- Quedate aquí- le susurro, el se acerco hacia la puerta, oyó ruido de cristales, suspuso que aquellos locos estarían rompiendo todo, saco la pistola y la miro durante unos segundos, comenzo a oír risas y pasos acercandose y aquella voz repitiendo la misma pregunta.
-¿Donde estaaaais?- el tono burlón lo enfureció, abrió la puerta con fuerza, ante el aparecieron dos tipos, eran los dos tipos que lo habían ido a buscar cuando estaba atado, el descamisado y el del cortafolios.
El segundo lo miro fijamente.
¡Aqui estas!, ven con papa- dijo, el descamisado se carcajeo y ambos comenzaron a andar hacia el. Lasarte levanto la pistola, aquellos dos tipos no parecieron impresionados y dieron otro paso, sonriendo como dos hienas.
- ¡A la mierda!- Lasarte apretó el gatillo, una, dos , tres, hasta siete veces, vio con satisfacción caer a los dos tipos, entre aullidos de dolor, al descamisado le había destrozado la cara con una de las balas, el del cortafolios seguía respirando en el suelo, con el pecho marcado por tres manchas rojas.
- Hijo de puta - acertó a decir, Lasarte se acerco a el, despacio apuntandolo con el arma, el tipo trataba de encontrar su cortafolios en el suelo palpando con las manos sin dejar de insultarlo. Lasarte apunto el arma a la cabeza del tipo, cerro los ojos y disparo, lanzo un suspiro sin abrir los ojos, cuando los abrió solo tuvo tiempo de girarse rápidamente, el segurata moreno había aparecido al final del pasillo con una pistola, Lasarte escucho los tiros, recorrió los tres o cuatro metros que había hasta su despacho a grandes zancadas y se lanzo dentro sintiendo las balas silbar a su alrededor, se aparto del hueco de la puerta.
- ¡No te muevas Cristina, no te muevas!-grito, ella no respondió pero pudo oírla sollozar, pensó en tratar de cerrar la puerta pero eso lo dejaría expuesto a las balas del moreno. Se puso de espaldas al suelo con la pistola levantada apuntando a la puerta.
- ¡ Sal cobarde!- grito el moreno desde fuera.
- ¡ Ven tu si quieres!- le respondió el gritando con voz ronca. Notaba el sabor metálico del miedo en la boca, el sudor recorriendo su cara, su cuello y la palmas de sus manos y el latir desbocado de su corazón. Una tercera voz apareció en escena.
- Ve a por el, me aburro y quiero divertirme - dijo aquella voz, era una voz femenina, la de Ana, aquella estúpida de recepción, al oírla volvió a enfurecerse.
- !Ve a por el me ha dicho puta!. grito ella.
- ¡ Calla joder, tiene una pistola!- le respondió el moreno. Lasarte sonrió para si.
- ¡Puta porque no vienes tu, te daré algo para que no te aburras!- grito Lasarte.
- ¿Vas a dejar que me insulte?, ¡Eres un mierda!- grito ella histérica.
- ¡Que te calles te he dicho joder!, ¡ o te callas o te doy una ostia!- respondió el moreno nervioso, Lasarte comenzo a gritarle puta a la chica, cada vez mas fuerte. Ana continuo reprochandole al moreno su cobardía mientras Lasarte se levantaba, se acerco a la puerta sin dejar de insultarla, el moreno grito por fin.
- ¡Que te calles joder, de una puta vez, zorra de mierda! - Lasarte dio un paso y se situó en el umbral de la puerta, el moreno golpeaba a la chica con la pistola, ella se defienda y añoraba a su agresor. Lasarte apunto y disparo hasta que el cargador quedo vacio, los vio caer juntos en un charco de sangre entremezclada, volvió a sonreír para si, "Estúpidos" .
- Ya puedes salir Cristina- dijo girando la cabeza hacia el despacho, Cristina se levanto y lo miro, echo un vistazo a los cadáveres y luego lo miro a el.
- Gracias- dijo, el no contesto, Cristina miro por la ventana.
- !Han entrado, la policía ha entrado!- grito, luego se acerco a Lasarte, este le tomo la mano y comenzaron desandar el camino hacia los ascensores, saltaron sobre los cadáveres del descamisado, el moreno y los otros, Lasarte recogió la pistola del moreno y tiro la que estaba vacia.
Se metieron en el ascensor, Cristina pulso el botón del bajo.
- Sobre lo que te dije antes.... lo siento, estaba fuera de mi- le dijo Lasarte a Cristina, esta le apretó la mano y sonrió.
- No te preocupes- respondió, observaron los números descender, once, diez, nueve.... ambos anhelaban salir de aquella pesadilla. El ascensor se detuvo al fin, cuando las puertas se abrieron, escucharon multitud de disparos, salieron con precaución sin soltarse las manos. Lasarte se asomo al vestíbulo, este era un caos de policías disparando, hombres muertos, otros corriendo y otros gritando heridos, vio a la policía que aquellos locos habían tomado prisionera horas antes, encañonaba con una pistola a dos de ellos. Los disparos amainaron, Lasarte se quito su camisa y la agito, avanzo un par de pasos para mostrarse.
¡ No disparéis! - grito con todas sus fuerzas. Algunos policías se giraron hacia el, apuntandolo con sus armas, el se agacho para dejar la suya. Se quedo mirando como dos de aquellos uniformados se acercaban a su compañera, esta les sonreía, cuando llegaron a su altura uno de ellos dijo.
- Vaya eres toda una heroína- aquel tono de voz hizo ponerse en guardia a Lasarte, quiso advertir a aquella chica, pero las palabras no salieron de su boca, el policía que había hablado disparo su escopeta contra la mujer y los dos tipos que custodiaba, a su vez aquellos policías que los apuntaban a ellos abrieron fuego.
-¡ Vámonos Cristina-grito, tiro de ella hacia el ascensor.
- ¿Que pasa?- dijo ella sin comprender. El no contesto, "también están locos, infectados o lo que coño sea que le pase a todo el mundo" pensó. Las balas silbaron a su alrededor, Lasarte pulso el piso veintiuno según entraba en el ascensor, disparo a un par de policías mientras las puertas se cerraban, pudo ver a uno contraerse y soltar su arma. Cuando las puertas se cerraron...
- Pablo- susurro Cristina, a Lasarte le resulto bonito oír su nombre en aquel momento, miro a Cristina y luego bajo la mirada hasta donde se posaba la de ella. Vio una mancha roja en su estomago y la sangre fluir por la herida, ella empezo a caer entre sus brazos.
¡ No, no, no, mierda Cristina! se lamento estrechándola contra si.
- ¿Esperabas otra cosa? y una carcajada siniestra, una vez mas....
FIN
Gracias a todos los que habéis seguido la historia, comentando que os gustaba y que no, gracias a todos los que la leáis en un futuro. Espero que os haya gustado y que os guste.
Jinete Nocturno.
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Aviso para Lectores AKA Los que pierden su tiempo leyendome.
El ultimo relato, titulado ¿¿Quien soy??, no es mio, lo ha escrito otra persona de la que no daré detalles, el/ella/ello así lo ha pedido. Lo que yo os pido es que hagáis el esfuerzo ese que yo no suelo hacer de comentar ese relato( lo se soy lo peor).
Gracias de antebrazo.
Va de: JineteNocturno
¿¿Quien soy??
Era una fría mañana de invierno, Juan se dirigía como siempre camino del trabajo, caminando esta vez por la Avenida la Paz, se había desviado de su ruta habitual porque tenía que recoger un paquete de su padre en la oficina de correos.
Se detuvo a contemplar una imagen a través de un un cristal, un hombre de pelo negro azabache y ojos rasgados sostenía entre las manos unas marionetas que movía de forma graciosa ante un corro de niños que emitían sonoras carcajadas, el sonrió para si ante la imagen, se encontraba delante de una guardería, salio de su ensimismamiento, recordó que llegaba tarde y apresuro el paso dirección a su puesto de trabajo.
Juan se dedicaba al sector de la publicidad para una gran
empresa multinacional, el día se desarrollo de forma agradable, ya que la semana pasada cerró una venta importante y el ambiente con los jefes era afable, pero hasta los mejores días pueden torcerse.
Salió tarde de la oficina ya que se quedo repasando unos informes, iba caminando por una calle poco recomendable cuando sin previo aviso se topo con un grupo de gente.
Había cinco hombres, su aspecto era peligroso, cabeza rapada, un polo negro de manga corta a pesar del frió con todos los botones abrochados, unos pantalones militares de camuflaje y unas botas altas de cuero con el bajo de los pantalones metidos en las botas. Neonazis de manual.
Dudo unos instantes, no podía darse la vuelta porque lo habían visto, y caminar hacia aquel grupo se le antojaba poco recomendable, al final siguió caminando.
El más alto y fuerte que parecía el líder se dirigió a
el cuando pasaba por su lado
;-Eh tu, ¿Donde crees que vas? - Juan evaluando la situación sintió miedo al principio pero su voz adquirió un deje de valor y les dijo
-Os creéis mas fascistas y mejores fascistas que nadie solo por asustar a la gente, yo soy cien veces mejor fascista que vosotros- les dijo. Juan en realidad no lo era pero gracias a sus conocimientos de historia pudo soltarles una charla sobre la extrema derecha que los dejó atónitos; El pronto lo tomo como uno de lo suyos , y lo dejo ir no sin antes decir-¡Arriba España!- Elevando el brazo derecho, haciendo el saludo fascista. Juan les devolvió aquel saludo, bien plantado con el brazo erguido.
Juan comenzó a alejarse aliviado, pensando de la que se había librado, cuando oyó un grito de dolor y se volvió, el grupo de nazis había comenzado a golpear a un chico, miro sorprendido al darse cuenta del que rostro lleno de sangre en el suelo era el de aquel chico que había visto en la guardería esta mañana el de pelo azabache y ojos rasgados, hasta ese momento no había reparado en que era sudamericano.
Una vez en casa Juan se había cambiado y se había acostado en la cama. en la oscuridad los pensamientos de lo ocurrido le asaltaban, no estaba acostumbrado a ver escenas violentas, de repente soltó una sonrisa ronca, al instante se sintió
sucio, era un cobarde por no haberlo ayudado, ni siquiera llamando al policía, y desde luego aquel chico no se lo merecía. Sentía repulsión por cada centímetro de su cuerpo.
“Igual no soy tan diferente a ellos” -pensó
Va de: Relatos
Sin Titulo Cuarta Parte
Cuando recupero la consciencia, Lasarte se sentía como si le hubiesen pasado un camión por encima, en cuanto hizo esta comparacion mental, recordó lo sucedido en el parking. Peor fue abrir los ojos, en cuanto la luz entro en ellos, sintió su cabeza explotar debido al golpe recibido, trato de llevarse las manos a la cabeza y puedo comprobar que se encontraba atado a la silla donde lo habían dejado. "Podría ser peor, al menos estoy vivo" pensó.Observo durante unos instantes el cuarto donde se encontraba, sin duda era una sala de copias, había una mesa, unas cuantas sillas, dos fotocopiadoras, cajas con folios y otras con garrafas para las fuentes de agua de la oficina. Sopeso durante unos instantes sus escasas posibilidades y de pronto recordó a Cristina, las preguntas afloraron a su mente ¿Donde estaba?, ¿Estaria viva?. Estas preguntas hicieron crecer su nerviosismo. Forcejeo con las cuerdas que lo sujetaban, solo logro clavarselas aun mas en la piel y que la herida en el hombro se hiciese de nuevo presente. Desesperado comenzo a gritar.
- ¡Cabrones, soltadme!, !Sacarme de aquí Hijos de puta!- estuvo gritando un par de minutos, recorriendo todo su repertorio de improperios. La puerta se abrió despacio y un par de desconocidos entraron en la estancia. Uno de ellos llevaba la camisa llena de sangre, en la mano portaba la hoja y el mango de un cortafolios. El otro iba directamente sin camisa, tan solo con los zapatos y los pantalones del traje, tenia una melena castaña, en el brazo tenia alguna especie de quemadura. Ambos le sonrieron burlones, y el del cortafolios le soltó una ostia.
- No chilles, algunos tenemos que trabajar- aquella frase les hizo desternillarse de risa, se reian como dos dementes repitiendo y explicando el chiste, Lasarte miraba al suelo acojonado. Tras un par de minutos, lograron controlarse.
- Vete a por el Santi, le gustara saber que este payaso se ha despertado - dijo el descamisado. Aquel tipo se dedico a silbar una canción mientras el del cortafolios cumplía la tarea que le habian encomendado. Lasarte aguardo quieto con los ojos cerrados, tratando de hacerse a la idea de lo que estaba por venir. Oyó unos pasos, cuando abrió los ojos, lo que vio lo dejo sin aliento. Santi y su compañero de seguridad, el moreno habían entrado, Ana la de recepción iba colgada de su brazo, del brazo de santi iba Cristina. Lasarte trato de articular palabra mientras aquel grupo se reía de el, aquella risa hizo que la rabia saliese a flote.
- ¡Puta!, me juego el cuello por ti y tu te vas con ellos, maldita zorra debí dejar que te violasen - escupió las palabras.
- Cariño, ¿vas a dejar que me hable así? - le dijo Cristina a Santi en tono meloso y haciendo pucheros.
- ¡Sueltame y veras lo que te hago, pedazo de puta! - grito el. Santi le hizo un gesto al descamisado que le dio un par de sopapos a Lasarte, este comenzo a llorar de impotencia notando como las nauseas se acumulaban.
- ¿Porque no nos lo llevamos y jugamos un rato con el, te gustaría verdad que si? - Santi se dirigio a Cristina, la agarro del culo y la beso. Esta asintió efusivamente.
- No me parece buena idea - dijo el moreno. "A mi tampoco me apetece jugar" acertó a pensar Lasarte, ese pensamiento le hizo aflorar una sonrisa.
- Venga Mario, hacemos una cosa, yo me quedo con este y tu con la madera. - le respondió Santi.
"¿Madera?" Lasarte supuso que la policía había ido al edificio, pero quedaba claro que no había logrado poner orden, es mas, los habían cogido. El moreno, Mario, ahora Lasarte sabia su nombre dudo unos instantes.
- Conforme yo me quedo con ella - dijo al fin.
- ¡Traerlo!- indico el rubio al descamisado y al loco del cortafolios, este rompió las ligaduras de Lasarte y lo levanto, salieron de aquella estancia y caminaron, por el camino Lasarte oyó risas, gritos, insultos y vio a un montón de desconocidos y otros que si conocía. Bajaron a la primera planta, allí el espectáculo se torno aterrador, vio a Perez, vestida solo con una gorra de policía, golpeaba a otra chica, Lasarte la conocía de vista, también era secretaria de uno de los de arriba. Dos policías yacían tendidos en un charco de sangre, otro mas estaba atado a una columna y cuatro tipos se afanaban en darle golpes, el cuarto, o la cuarta mejor dicho también estaba atada.
- ¡Traerme a esa, y quiero una pistola! - el moreno se dirigió al del cortafolios, este dejo a Lasarte en manos del descamisado. Lasarte siguió mirando a su alrededor, Vazquez, su desagradable jefe yacía colgado por los pies del techo, contemplo mas cadáveres, vio el del tipo al que había roto la mano con la puerta horas atrás. Y también el de su compañero Gomez. De pronto oyó un grito, el del cortafolios trataba de quitarle la pistola a otro tipo, este se negaba, desde su posición Lasarte no entendía lo que decían, pero la discusión subía de tono, el del cortafolios pareció desistir y se dio la vuelta tirando de la policía, de pronto volvió a girarse y clavo el cortafolios en el cuello del otro tipo que cayó al suelo muerto. "Se matan unos a otros, están todos locos" - pensó Lasarte. El del cortafolios llego corriendo, sonriendo, le entrego la pistola al moreno y se limpio la sangre de su arma en la camisa. La policía, miro a Lasarte, este le devolvió la mirada y vio las marcas de golpes en su cara, tenia los ojos enrojecidos de haber llorado, el pelo moreno alborotado. Ella torció el gesto y volvió a mirar al suelo. Sonó un disparo y Lasarte oyó un grito aterrador, uno de aquellos locos había disparado a otro, a saber porque.
- Debemos coger las pistolas - le dijo el moreno al rubio. Este asintió.
Caminaron hasta la planta baja y encerraron a Lasarte en un cuarto de calderas, lo esposaron a una cañería y se fueron. Lasarte se sentó en el suelo contemplando aquellas esposas, maldijo en silencio a Cristina y maldijo su suerte, tenia sed, pensó en comida pero el pensamiento le dio nauseas. Estuvo pensando durante un rato, se durmió con un pensamiento optimista, "lo mismo se matan todos".
No sabria decir cuanto habria dormido, cuando sintio que alguien le zarandeaba, abrio los ojos y se encontro ante sus ojos con la cara de Cristina.
¡Sueltame puta!- le dijo, Cristina le dio un golpe en la cabeza.
- Habla mas bajo imbécil- susurro, -vengo a sacarte de aquí.- Cristina abrió las esposas con una llave y le tendió una mano. Lasarte la cogió y se levanto.
- ¿Y el rubio?- pregunto. Cristina se echo una mano a la espalda y saco una pistola.
-¿Sabes disparar?- pregunto esta vez Cristina, el recordó los tiempos en que tiraba con relativa frecuencia con la escopeta de su abuelo, asintió, prefería tener el arma el. Ella se la paso. - Salgamos de aquí, vamos arriba.- dijo ella. Lasarte la siguió, subieron hasta el vestíbulo por las escaleras, era de noche y pudo oír a gente roncar, el cadáver de Vazquez, lanzaba siniestras sombras desde su desdichada posición. Llegaron a los ascensores, Lasarte dudo pensando en la voz siniestra, pero entro. "No puede ser peor que este atajo de locos".
- Tenemos que intentar comunicarnos con el exterior- dijo Lasarte, ella lo miro y afirmo. Lasarte pulso el botón de su planta, el ascensor se cerro y comenzo a ascender.
- ¿Otra vez tu?, ¿como te va?- aquella voz metálica volvió a surgir de la nada, Cristina se apretó a el.
-¿Que coño es eso? - pregunto asustada.
- No tengo ni idea- respondió el, poco tranquilizador.
Una vez mas sonó la risa.
Sin titulo Quinta parte ( Aun no esta)
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Sin Titulo Tercera Parte
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El señor de las arañas. (Historias Entrelazadas)
En un barrizal pisoteado, entre la niebla, encontró su refugio, un lugar tranquilo donde no dejar estela. Un Páramo apartado del mundo, con las arañas como silenciosas compañeras . Extraña compañía para un hombre extraño, aunque el se sentía cómodo entre ellas, pasaba las tardes mirándolas trabajar, observaba como cazaban, como se movían, incluso como se peleaban al chocar dos de ellas que habían entrelazado sus mantos.
Como digo, allí entre la niebla, que subía del pantano, podéis encontrar a este hombre,anciano ya, aunque seguramente no os haga caso, y trate de alejaros de alli. Nunca nadie le ha oido hablar, ni nadie sabe porque esta alli, nadie sabe que come, ni siquiera estan seguros de que coma algo. Las historias mas disparatadas se cuentan sobre el y algunas madres asustan a sus hijos amedrentandolos con la amenaza de la aparicion de su persona. Habria aparecido, con su viejo sombrero, su larga barba blanca, su pipa apagada, aquellas ropas grises cubiertas de mugre, habria mirado al niño fijamente con aquellos ojos negros brillantes situados bajo aquellas dos pobladas cejas y no habria dicho nada, aquella mirada solia alejar a la gente de el, si funcionaba con los mayores, lo haria con los pequeños.
Todo lo que se sabe de el lo conto un joven del pueblo que paso dos dias con el, el anciano lo encontro tirado despues de que se hubiese caido cuando trataba de robar unas manzanas, lo curo y lo dejo descansar alli, en la mañana del tercer dia, lo miro y con un ademan lo invito a irse de alli.
Lo que yo llamo alli es en realidad una cueva, una vieja entrada a una mina, un lugar oscuro y humedo que el anciano ha ido acondionando a lo largo de los años con muebles que hace el mismo, su cama, la mesa, la silla , cuatro estantes desperdigados, fue todo lo que aquel joven pudo ver, en realidad el joven solo vio eso y al anciano observar las arañas. Desde aquel dia ademas de "El solitario", "El loco", "El minero" tambien se le llama "El señor de las arañas", lo cual no es que precisamente le haga un favor a su leyenda.
Poco mas puedo contaros sobre el, nada mas se sabe, se duda incluso de cuando llego exactamente, las ancianas del pueblo gustan de contar que el ya estaba en esa mina antes de que se pusiese la primera piedra de la primera casa del pueblo, todo el mundo sabe que exageran, pero es seguro que aquellos que hoy las llamamos exageradas, contaremos de igual modo la historia.
Igual que hoy yo, os he contado lo que se de el.
Va de: Historias Entrelazadas., Relatos
Sin Titulo Segunda Parte
Sin Titulo Primera Parte
Al oír la voz retrocedió y choco contra la parte trasera del ascensor, trago saliva, sintió el sudor en la palma de sus manos, soltó el maletín y se abalanzo hacia los botones, pulso freneticamente el botón de alarma.
- ¡Vamos, vamos, vamos joder, vamos!
La siniestra risa volvió a sonar, cada vez que pulsaba el botón de alarma.
- ¡Hijos de puta, esto no tiene gracia, sacarme de aquí, os voy a matar! - grito.
- ¿A quien le hablas?, nadie te oye, vamos a pasear - la voz volvió a sonar, el ascensor ascendió de repente a gran velocidad, se tambaleo y termino cayendo sobre el suelo del ascensor.
- ¡Paralo, paralo joder! - grito desesperadamente.
El ascensor paro casi en seco y se golpe la cabeza contra la pared, se llevo la mano al sitio golpeado mascullando una imprecación.
- Acensor, detenido, ¿Ahora que? - resonó la voz.
- Abre hijo de puta, sacame de aquí- respondió el, levantandose.
Las puertas se abrieron, como sus ojos de par en par.
- ¿Esperabas otra cosa? - repitió le mecánica voz.
Apareció en la recepción, en ella sus compañeros jaleaban a Perez que sujetaba un hacha de esas de romper en caso de incendio entre las manos, a sus pies Vazquez, atado, trataba de alejarse de ella. Uno de sus compañeros subió y pateo a Vazquez recibiendo los aplausos de sus compañeros, se giro y levanto un vaso hacia la multitud, un gesto triunfante, portaba un cigarro en la boca, observo que todos estaban mas o menos borrachos, y la mayoría fumaba. De pronto la atención de la gente se concentro en otro lugar que el no podía mirar.
-¿Pero que coño es esto?- pregunto en voz alta.
- A mi que me cuentas, solo soy la voz del ascensor - le respondió el techo.
Sin saber porque salio del ascensor y se encamino hacia el gentío,algunos le miraron pero pronto dejaron de prestarle atención, pugnaban por un lugar para ver el nuevo espectáculo, encontró a Gomez y a Maestre compañeros de finanzas entre la gente.
- ¿Que coño pasa aquí?- pregunto
Gomez le dirigió una mirada de arriba abajo con sus ojos bovinos, le lanzo algo parecido a una sonrisa y volvió a dedicarse a empujar al que tenia delante, este se giro y le lanzo un puñetazo, Gomez cayó en el suelo inconsciente. Maestre pareció tardar en reconocerlo cuando lo hizo le paso una mano por el cuello, y le comenzo a gritar.
- ¡Lasarte, que cara mas larga cojones, estas amargado, vamos echa un trago! - le acerco una botella de whisky que había sacado de quien sabe donde- ¡¿No quieres?, joder Lasarte eres un jodido aburrido, vamos a mirar que pasa.!
Sin esperar su respuesta, fue hacia delante, levanto la botella para echar un trago y la bajo al instante.
- Mierda, se ha terminado, bueno al menos nos hará un servicio- dicho esto golpeo con la botella a un tío bastante grande que se interponía en su camino, el tío se aparto acobardado mientras Maestre se reía como un demente y lo amenazaba con la botella rota. Una vez eliminado el obstáculo visual que presentaba la espalda de aquel tipo lograron ver que estaba pasando.
Un par de tipos, uno de seguridad, rubio, alto y con unos brazos de tamaño considerable,seguramente uno de los de seguridad,sujetaba a Cristina la de recepción mientras otro tipo , un tío con el pelo rapado, trataba de sujetarle las piernas, le habían arrancado la camisa, y se podía ver un sujetador negro entre los jirones, se debatía furiosamente, mientras el rapado destrozaba su ropa en sus intentos por sujetarla. Cuando se canso de no conseguirlo le soltó las manos de repente y le lanzo un bofeton que giro completamente la cara de Cristina, el rubio lanzo una carcajada, la muchedumbre se entusiasmo, especialmente la otra recepcionista Ana que abrazada a otro de los de seguridad, reía a carcajadas, su compañero parecía mas concentrado en sobarle el trasero.
-Joder, ¿que coño hacen?- se pregunto, sabia perfectamente que hacían pero no pudo evitarlo.
- ¿Que que hacen?, pasarlo bien, a ella le gusta, ¿Es que no lo ves?- repuso Maestre, Lasarte observo sus ojos enrojecidos, las gotas de sudor que perlaban su cara, y esa sonrisa macabra y estúpida que parecían tener todos menos el en aquel grupo.
"Jodido loco" pensó.
Se oyó otro bofeton, esta vez Cristina cayó al suelo el Rubio paso a sujetarle los brazos mientras el rapado levantaba su falda y se echaba sobre ella, el griterío se volvió ensordecedor. Maestre se lanzo hacia el trio, se arrodillo junto a ella y comenzo a sobar sus pechos. Lasarte miraba mientras su cabeza trataba de procesarlo todo, "Están todos locos, joder, si hago algo estos tarados me crujen" .
- ¡Eh¡ ¡Quien cojones eres, espera tu turno¡ - el rapado no parecía estar contento de la inmiscusion de Maestre- ¡Quita tus manos de ahí, ponte a la cola cabrón!- dijo mientras empujo a Maestre, este callo de culo mientras el resto le señalaba y reia, el rubio lo miraba sonriendo.
-¿Que que hago? , ¿Que que hago?- se levanto trabajosamente , mientras hablaba, el rapado se había vuelto a centrar en Cristina, no lo vio venir, Maestre le lanzo un corte al cuello con la botella rota, el rapado puso cara de no entender nada mientras la sangre brotaba de su cuerpo.
- ¡payaso!, ¡payaso!, ¡Esto hago, esto hago!, ¡payaso!- le grito en la cara al rapado que trataba de detener la sangre con sus manos, Maestre le pego una patada en la cara con la suela de los zapatos y el rapado callo de espaldas. El rubio se levanto soltado a Cristina y miro a Maestre, este adelanto la botella rota.
- ¿Tu también quieres? , ¿Otro payaso?, seguro que si, ¡Payaso!- los insultos proferidos por Maestre no parecieron gustarle al rubio, el jodido buey tenia sentimientos, pensó Lasarte, el rubio se adelanto hacia Maestre que adelanto la mano de la botella rota y le hizo un ademán amenazante, Cristina en el suelo observaba lo que pasaba, y se aparto hacia una columna donde apoyo la espalda, tenia la cara morada, sangre en los labios y la ropa destrozada, se bajo la falta y parecía buscar su otro zapato, todo eso mientras el rubio y Maestre giraban uno en torno al otro con el rapado desangrado ejerciendo de inútil arbitro y unas cien personas gritando, lanzando imprecaciones y jaleando.
El circo romano se le vino a la cabeza a Lasarte, "El puto circo romano y yo aquí, tengo que hacer algo, ahora que parecen entretenidos". Miro hacia donde se encontraba Cristina y salio de la primera fila de espectadores, camino con aire perdido por detrás de la gente y logro acercarse a la columna, se agacho y susurro al oído de Cristina.
- Voy a intentar sacarte de aquí. -
Sin Titulo Tercera Parte
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Sin Titulo Primera Parte
Entro en el edificio acristalado como cada día, vestido con un traje como cada día, con el mismo maletín de siempre, las mismas dos personas en recepción, la guapa Ana, estilizada, rubia, de uñas pintadas a juego con el carmín rojo de sus labios, enchufada seguro por algún capullo de los de arriba. La otra como no, era la simpática Cristina, ella era la que trabajaba de verdad, la que siempre tenia una sonrisa para cada persona que entraba, siempre dispuesta a echar una mano con lo que fuese. Las saludo al pasar la tarjeta para fichar, Ana le hizo un gesto con la mano y automáticamente volvió a mirarse las uñas mientras mascaba chicle, Cristina le sonrió y le deseo un buen día en la oficina. El se encamino hacia la derecha, hacia los ascensores, echo un vistazo de pasada a la cafetería donde algunos compañeros apuraban el primero de sus cafés y comentaban el derby del sábado. Le hubiera gustado pararse pero tenia que ponerse al día con los resultados del semestre anterior, tenia que presentarlos el miércoles ante sus jefes y era consciente de su retraso.
En la puerta del ascensor se encontró, con Vazquez, aquel hijo de puta que trataba a todo ser inferior como mierda, siempre bien peinado, sin arrugas en su traje de ¿cuanto? doscientos, trescientos, quinientos euros, quien coño sabe, en ese momento le echaba la bronca a su secretaria por alguna llamada que le había pasado, el muy cabrón la sujetaba del brazo, cuando el se acerco noto como el muy cerdo retiraba la mano de ella, pero continuo hablándole en tono duro.
- Buenos días señor Vazquez, buenos días señorita Perez, - saludo decidido a interrumpir la reprimenda.
- Buenos días Lasarte, ¿que tal lleva la presentación de resultados?. - contesto el.
- Buenos días- dijo ella mientras se apartaba de su jefe con presteza.
El, comenzo a hablarle a su jefe, sobre el trabajo que estaba realizando, mientras entraban en el ascensor. Vazquez pulso el botón de arriba, vigésimo primer piso, allí donde los cuatro jefes tenían sus despachos y se encontraba la sala de reuniones, el pulso el once, departamento de finanzas. El ascensor se puso en marcha, y Vazquez volvio a pulsar el numero once.
- Permitame que subamos primero, tenemos mucho que hacer, seguro que a usted no le importa subir y luego bajar, ¿verdad, Lasarte?- pregunto el mirándole fijamente.
El se trago la bilis, siempre hacia cosas como esa para demostrar su superioridad, se la ponía dura supuso el.
- Como no señor Vazquez - dijo . "Así te atropelle un tren", pensó.
El ascensor ascendió veloz hacia el piso veintiuno, cuando vio pasar el numero once de largo, apretó el puño de la mano libre. Trato de no pensar en ello y concentrarse en el trabajo a realizar, no pudo, en un momento oyó la voz mecánica y metálica anunciar "Piso 21, tenga un buen día". ¿Quien coño había tenido la idea de instalar esa mierda de voces en los ascensores?, al principio podían resultar simpáticas incluso graciosas, luego tan solo resultaban molestas,muy molestas, lo mejor es que cambiaban de saludo según la hora del día, también decían "Pase buena tarde".
Se despidió del señor Vazquez y la pobre secretaria deseándoles un buen día, igual que la puta voz del ascensor y pulso el botón once, pensó en lo gracioso que seria asociar la voz a la persona que entrase en el ascensor, por la huella digital o algo, así a el le saludaría con un "Buenos días, Lasarte, pase usted buen día lamiéndole el culo a tus jefes", a los de la limpieza algo así como "Bienvenido a un nuevo día de limpiar meados ajenos, pringado" y a Vazquez pensó seguro que le adularia "A sus pies excelentísimo señor Vazquez, le encuentro muy guapa esta mañana", sonrió pensando en su propio cinismo, pensó en Kristy, compañera suya en finanzas, una mujer de treinta y pocos , guapa, inteligente y con un culo que quitaba el hipo y las ganas de trabajar , sopeso como la saludaría el ascensor a ella cuando escucho la voz. "Piso once".
La puerta se abrió, el miro sorprendido como en vez de su oficina aparecía una pared con el numero once marcado.
- Mierda- dijo en alto.
Apretó el botón del bajo, nunca le había pasado eso en aquellos modernos ascensores pero si alguna vez en uno de sus veraneos en la costa de Malaga, normalmente se solucionaba. El ascensor comenzo a moverse hacia arriba. El miro los botones y observo que no había ningún botón luciendo. "He pulsado el bajo, joder, ¿si no hay nada brillando porque se mueve esta mierda?" pensó, comenzo a ponerse nervioso, pero decidió esperar a que aquello parase, cuando paso un minuto se preocupo, no podia tardar tanto en llagar arriba, por encima del veintiuno solo había otro piso mas. Pulso el botón de Stop el ascensor paro, pulso el piso veintiuno, allí el ascensor había parado bien", el ascensor descendió durante veinte segundos "¿Veinte? , que coño le pasa a esto, no es normal".
Las puertas se abrieron y volvió a encontrarse una pared, esta vez con el numero 57 escrito, retrocedió un paso para mirarlo bien.
- ¡Joder, pero que puta mierda es esta!- grito golpeando el panel de mandos.
La voz metálica volvió a sonar, esta vez era una voz masculina, y la frase termino en un risa siniestra.
¿ Esperabas otra cosa? - le dijo aquella voz........
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Dos tiempos.
Observo las luces de la ciudad a través del vaho del cristal de la ventanilla del coche, la enorme claridad que desprendían cientos de miles de bombillas contrastaba con la oscuridad alrededor de aquella enorme madriguera. Noto la velocidad del coche reducirse, el conductor giro a la derecha por un camino de tierra, el coche comenzó a traquetear debido al irregular suelo, ella asió la agarradera con fuerza, el conductor la miro con una cínica sonrisa mientras apuraba su cigarro. Ella volvió a abstraerse en las sombras de su ventana.....
La risa de su hermana le llego, ella hacia como que no la encontraba y la pequeña no podía reprimir su risa, ella sonrió a su vez y siguió con la pantomima, parándose delante de los arbustos donde su hermana permanecida escondida con las manos en la boca en un vano intento de reprimir su risa. En ese momento su padre apareció en el parque y las llamo, a ella la tomo con fuerza por el brazo, ella pregunto que pasaba, pero el no respondió, practicamente la arrastro a su casa y la llevo delante de un hombre, mientras le indicaba a su otra hija que se metiese en su habitación. Su hermana la miraba de hito en hito, sin entender que pasaba, pero sumisamente se metió en su cuarto.
El coche freno al llegar a la casa de campo, en las afueras una docena de coches permanecían aparcados, el conductor quito las llaves del coche y la animo a bajarse, ella se miro el rostro en el retrovisor y bajo. Aquel tipo dio la vuelta al coche y le paso un brazo por la cintura, caminaron hacia la entrada de la casa donde un par de armarios sin cerebro fumaban y reían, uno hizo un comentario sobre su pecho, ella no le miro, el acompañante le respondió riendo "Seguro que esta putita le gustara al jefe". Entraron y le dejaron los abrigos a un joven que parecía algo asustado, tenia cara de comadreja pero también le miro las tetas. En el salón se encontraban un grupo de hombres y sus acompañantes femeninos, putas todas, algunos eran sus chulos y esos chulos trabajaban para los tipos de mayor rango, incluido el, algunos de aquellos hombres charlaban entre ellos y bebían, las mujeres permanecían en parejas, calladas o bien picaban algo de la barra.Miro la barra.....
"Esta muy bueno" dice ella, mama sonríe, pocas veces lo hace, suele estar triste pero ella no alcanzaba aun a comprender porque, con los años fue aprendiendo aquellos porqué, cada dolor, cada frustracion. Mama come despacio pensando en quien sabe que, su hermana juguete con la comida y su madre la apremia a comer a cada rato, ella mira la tele distraida, su padre nunca comía en casa, de hecho solía faltar a menudo y era mejor así, le gustaba estar sola con su madre y su hermana.
El tipo que la ha traído para que le sirviese de diversión a aquellos hombres la llama pasado un rato, la acerca hacia un trio de hombres, en el centro un hombre moreno en la cuarentena, con el pelo sembrado de canas aquí y allá, el poso sus ojos duros y fríos en ella, torció la boca en una sonrisa y comento algo sobre el buen conocimiento de sus gustos por parte de su subordinado, aquel había perdido toda su chulería en presencia del jefe. El volvió a mirarla de arriba abajo y le hizo un gesto al gordo que permanecida a su izquierda. "Vamos niña" dijo con voz grave.
"¿Que me traes?, vaya una mujercita" once años atrás el mismo tipo, su padre permanece callado, el la mira sonriendo, ojos duros y fríos, pelo moreno sin canas, camisa oscura, vaqueros , botas, "Ve con el", ella permanece quieta, sin entender nada, su padre repite "vamos ve con el", ella da un paso atrás, su padre la empuja, "Vamos niña", dice el moreno levantandose, la agarra del brazo y la mete en el cuarto de sus padres..
Suben por las escaleras, ella comienza a hacer su trabajo, le agarra del brazo, le susurra al oído sensual mente, el le toca el culo, se acerca a su boca, su aliento alcohólico llega a sus fosas nasales, ella finge y devuelve el beso, llegan al cuarto, sus manos se deslizan por su cuerpo, esta cachondo, ella le acaricia la entrepierna, el comienza a quitarse el cinturón....
Once años atrás, "Desnudate", titubeo, ostia, "Desnudate te he dicho", lágrimas su risa, se quita el cinturon... deja caer sus pantalones, ella ve su pene erecto, la tira sobre la cama y se pone encima, ella trata de resistirse, otra ostia y el le sujeta las manos, queda inerme en la cama de sus padres, le parece oler a su madre allí. El entra en ella, destruyéndolo todo, piel, sonrisas,vidas....
Hoy es ella quien lo empuja sobre la cama, con los pantalones medio bajados, se quita los calzoncillos, "Chupamela", "Si cariño", ella se desliza sobre el, "Espera cogeré el condón, luego es peor parar", abre su bolso, saca una pistola, los ojos del tipo se abren sorprendidos, "¿Pero que coño haces puta, sabes quien soy?. La pistola se posa en la sien del tipo, ella lo mira un segundo. " ¿Que si se quien eres?, hace once años, me dejaste un recuerdo inolvidable", el la mira confundido, "Hijo de puta, ni siquiera te acuerdas, mi padre pago conmigo mis deudas, el pago las suyas, todas, hoy pagas tu". Aprieta la pistola contra la cabeza del tipo.
Dos años atrás, la pistola en esa cabeza, en esa calva bajo la que se encontraban esos dos ojos pequeños y mezquinos. "Me entregaste papa, igual que a madre, y que a la pequeña después", el llora, suplica, pide perdón. "Me violaron por tus putas deudas padre, porque eres un mierda que nunca supiste ser hombre", sus lloros se acrecientan. "Cerdo", la pistola suena, salpica la sangre, el hombre cae inerme, ella ya no lo mira, simplemente sale de la habitación.
"Cerdo", la pistola suena, salpica la sangre, el hombre cae inerme, ella ya no lo mira, se vuelve hacia la puerta con la pistola en las manos. "Cuantos mas mejor".
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Proceso
Noto el contacto del metal frió en la mano, jugo con la cuchilla entre los dedos, observando los destellos de luz que emitía. Continuo haciéndolo durante varios minutos, con la mente en blanco, ensimismado en aquel trozo de metal gris.
Cuando se canso, la dejo sobre la mesa y se arremango una de las mangas de la sudadera negra, observo su brazo. Vio los cientos de cortes, irregulares unos, rectos otros, cicatrizados unos, mas recientes los otros, observo como se cruzaban y el dibujo que hacían todos ellos juntos en su brazo.
Recogió la cuchilla y la acerco a su brazo, percibió el filo ansioso sobre su piel, miro al frente mientras deslizaba el acero, segundos después lo dejo caer mientras bajaba la vista hacia la sangre caliente que comenzaba a manar, le recordaba a la lava que desciende por un volcán en erupción, cuando el rojo liquido llegó a sus dedos comenzó a caer formando gotas alrededor de sus pies, a su vez las gotas al chocar contra el suelo esparcían cientos de otras gotas mas finas, como sus hermanas pequeñas.
Una gota, dos gotas, tres gotas.........
Miro al reloj, marcaba las 17:33, se levanto y camino hacia la puerta, había quedado, cogió su abrigo del perchero, antes de salir se miro en el espejo. Se llevo la mano a la mejilla y se limpio.
Una lágrima, dos lágrimas, tres lágrimas..........
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Experimento 2.0
Herida, Corazón.
El ataque de las avispas lerdas.
¿Avispas lerdas?
¿Que que me he fumado?, ¿Que Rule?
¿Que cambie de camello?
¿Que vaya forma de rellenar el blog?
¡Eh eh parad!, que puede resultar medianamente divertido y además las avispas lerdas existir existen pero son obviadas por la sociedad, es mas creo que son parias en la sociedad de los insectos voladores portadores de aguijones y otros instrumentos de defensa personal. Pero esto ultimo es solo una teoría.
Os pongo en antecedentes, mi casa suele estar llena de avispas en verano, bueno mi casa no, normalmente se quedan en el patio, esto se debe supongo a la afición de mi madre por las plantas y a que aunque hace un calor muy interesante es la casa mas fresca de la calle. De hecho recuerdo un día en el tejado armado con dos insecticidas, cayeron a cientos, me sentí como Al Pacino en el final de Scarface, bueno yo no me reía como un psicópata, pero por todo lo demás igual ( vale las avispas no tenían un humanizida , joder como sois ).
Por otro lado supongo que sabéis como va el mecanismo de vuelo de las avispas y otros insectos del gremio, sus pequeñas alas están cubiertas de venas pequeñinas, estas venas al recoger el calor hacen que se endurezcan las alas y les permiten volar. ( dejar de pensar en penes ).
Entremos en materia, la semana pasada hizo un par de días bastante buenos con temperaturas máximas de unos 20 - 22 grados ( 68 -71 y pico en la escala de Fahrenheit, por si me lee algún Estadounidense), ligera brisa y mar marejadilla con periodos de calma chicha. Bien en estos días mi calle y la puerta de mi casa se llenan de avispas lerdas. ¿Que porque son lerdas?, pues bien aunque parece que hace calor cuando están allí metidas en sus nidos/casas/panales, cuando salen la temperatura no es suficiente para que puedan volar nada mas que unos metros o hasta que se paran a la sombra y se dan cuenta de que la han cagado pero bien*.
A priori esto debería suponer una desventaja para estos insectos pero no, ese sentimiento de no poder volar los convierte en seres erráticos y agresivos.
Caminaba yo el otro día regresando de mis clases y me encontró la calle llena de estos bichos, el caso es que vas andando y supongo que sera por los colores que te las encuentras en el suelo ante ti y las ves estirar las alas, sacar el culo para mostrar el agujón y vas tu y te paras ( o voy yo y me paro), automaticamente tu instinto de macho alpha te dice: " Te acabas de parar ante un bicho que pesa 10 millones de veces menos que tu y que esta indefenso ante el tamaño de tus poderosos pies, pedazo de cagon". Ahi cuando eres consciente de tu propio patetismo es cuando dices, vamos a pisarla que luego se reproducen y me asedian el patio, pero ya te han obligado a pararte, eso es una victoria joderr. Lo triste es si te pasa tres veces en cincuenta metros...... pero eso a mi aun no me ha pasado.
El caso es que cuando llego a mi puerta es aun mejor, en verano se meten ahí a la fresca.. pues bien por costumbre también lo hacen cuando salen con ese tiempo engañoso y claro cuando llegue a meter las llaves en la puerta, había una en el pomo, otra en la cerradura, una mas en el suelo y otra por encima. ¡HIJAS DE PUTA!, me habían tendido una emboscada en toda regla y había picado cual soldado novato. Bueno puede que exagere un poco, la cosa es que normalmente cuando pueden volar, en verano, cogen y se van pero cuando no pueden volar echarlas es cosa chunga, tienes que matarlas, con lo cual aporreas la puerta como un cromagñon en celo y vuelves a quedar como un gilipollas, aparte de eso las otras en su intento de huida acaban cayendo en alguna parte de tu anatomía y poco después te pican. El otro día no me picaron ya que he desarrollado una habilidad magistral en el esquive de avispas lerdas pero otras veces si, de hecho me han picado mas avispas lerdas que normales, ya sea en mi casa o porque te las encuentras volando y deciden que se pararan sobre ti a tomar aire, cosa que jamas harían en circunstancias normales. La ultima vez estaba yo hablando por teléfono en la puerta cuando una llego se paro en mi mano y trate de quitarmela, el resultado fue yo con una picadura, ella muerta y mi móvil a seis metros de distancia rebotando sobre el pavimento.
Como ultima consideracion, ¿como deciden las avispas quien sale en esos primeros días soleados que tanto infortunio les traen? ¿Se lo echan a los chinos?, ¿empujan todas a una hasta que logran tirarla del nido, mientras se ríen malevolamente?, ¿entrenan especialistas en vuelo bajo circunstancias climáticas adversas?, ¿mandan a las viejas? ¿son kamikazes?, es un tema que me inquieta. Lo que esta claro es lo que hacen las demás, se quedan arrebujadas en sus nidos charlando de la Esteban o de la guarras que son en el nido de al lado, mientras esperan que la otra vuelva, si vuelve escuchan el informe y sino, a esperar un tiempo.... ya mandaran a otra.